Golpe de efecto de Leo Messi

Messi, en la rueda de prensa de este viernes

Messi, en la rueda de prensa de este viernes / DAVID RAMÍREZ

Ernest Folch

Ernest Folch

En la comparecencia más esperada del año, Leo Messi ejerció su liderazgo y actuó de portavoz del Barça y de todo el barcelonismo horas antes de una final de Copa crucial. Messi es tan profundamente culé que podría decirse que su rostro, su tono de voz y su mensaje es el fiel reflejo de cómo se siente hoy la ‘gent blaugrana’.

La gran virtud de la comparecencia de Messi fue su absoluta naturalidad y sinceridad, dos características poco habituales en las grandes estrellas, que suelen esconderse tras una nebulosa de tópicos para no tener que mojarse. Pues bien: Messi este viernes fue muy contundente en su defensa de Valverde (“Me gustaría que siguiera, ha hecho un trabajo espectacular”), pero también fue muy valiente en la autocrítica: pidió perdón por Anfield y admitió, sin  matices, que fue un partido “lamentable”, así, literal, sin matices.

Autocrítica

Fue una autocrítica descarnada y emotiva, en la que dijo exactamente lo que pensaba. Su durisima y despiadada descripción de la segunda parte de Anfield, relacionándola con el batacazo previo en Roma, es una fotografía exacta de cómo se sintió la hinchada blaugrana en aquella nefasta y dolorosa noche. Pero hecha la crítica necesaria, supo positivizar el ambiente y a continuación le dio valor a la Copa y al doblete que está solo a un pequeñísimo paso.

Griezmann

Por último, preguntado por el posible fichaje de Griezmann dio la respuesta definitiva para los que la quieran entender: “No opinaremos”. No se recuerda una respuesta más seca y tajante de Messi a la pregunta sobre un fichaje. Lo cierto es que hacía muchos años que Leo no acudía a un encuentro a tumba abierta con los periodistas, y visto el efecto terapéutico de sus palabras y la seguridad con la que lidió las preguntas, sería una gran noticia que lo hiciera más a menudo.

El magnetismo del ‘10’ eclipsó a un Piqué que, esta vez y al revés de lo que es habitual en él, tuvo que conformarse con un rol secundario. Si ayer se buscaba un golpe de efecto se consiguió justo cuando más se necesitaba. Ahora ya solo falta regresar a casa con la Copa.