Gloria al Ajax

Un aficionado del Ajax le cambia las letras de patrocinio a un hincha dormido del Tottenham | El Bocón

Un fan del Ajax le cambia las letras de patrocinio a un hincha dormido del Tottenham / sport

Rubén Uría

Rubén Uría

No es un club de fútbol al uso, es una escuela de fútbol. Te tiran la camiseta desde que eres niño, te piden que juegues con atrevimiento, que seas valiente y diviertas al espectador. Y justo eso es lo que hacen De Jong, De Ligt, Van de Beek, Neres, Tadic y compañía. Su estilo es divertir, jugar por el placer de hacerlo, ser una máquina de proporcionar felicidad. Dicen que el mejor fútbol es el de los que consiguen que lo difícil parezca fácil. Este Ajax hace de eso un arte. Este verano los clubes ricos saquearán este equipo y lo desmembrarán. Es igual. Al menos, todos los aficionados hemos podido disfrutar de un himno al fútbol. Moraleja: más Ajax y menos Superligas.

MISIÓN IMPOSIBLE

Sin Harry Kane, sin Son y sin tiempo para preparar la cita como Dios manda, el Tottenham bastante hizo con aguantar el chaparrón ‘ajacied’ en el primer tiempo. A Pochettino le crecieron los enanos con la lesión de Verthongen. Los ‘spurs’ lo intentaron en el segundo acto, pero no les alcanzó con el empuje y la pelota parada. Necesitarán una auténtica gesta en Amsterdam para estar en la final de Madrid. Para la vuelta podrá estar Son. Y quién sabe si, por algún milagro, Kane. Sin ellos, la suerte de la eliminatoria parece estar echada. Por ahora, este Ajax parece mucho Ajax.

MR. KLOPP

La pizarra, energía y carisma de Jürgen Klopp serán el gran escollo para el Barça en su lucha por llegar a la final de Madrid. Su Liverpool es presión asfixiante, transición supersónica y llegada frenética. Un equipo reconocible y armónico. Un trueno a la contra. Su sello distintivo que le diferencia de resto: no ganará ningún concurso de estética, pero desprende un aroma a fútbol puro que consigue atrapar al espectador. Presión, robo, transición y descarga letal. Quizá los equipos de ‘Kloppo’ nunca terminen por alcanzar el trono del fútbol mundial, pero son tan sumamente divertidos como efervescentes. Los equipos de Klopp no juegan. Emocionan. Sin adornos. Vértigo. Una prueba de fuego para el Barça de Messi.