El Girona no es un enemigo del Barça

El Girona - FC Barcelona en Montilivi acabó 0-3

El Girona - FC Barcelona en Montilivi acabó 0-3 / VALENTÍ ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

El Camp Nou vive hoy un nuevo acontecimiento. No es fácil ver en un deporte centenario como el fútbol cosas que sucedan por primera vez. Pues bien: hoy a las 20.45 el Girona visitará el Camp Nou por primera vez en la historia en partido oficial de Liga. A principios de temporada hay quien podía pensar que este encuentro tendría escaso recorrido, dado el presupuesto del Girona y sus modestos recursos, a pesar de su conexión con el todopoderoso City. Pero lo cierto es que el Girona ha demostrado que ha venido para quedarse, con un proyecto coherente, un entrenador que tiene un plan y una plantilla unida y competitiva. Por todo ello es evidente que ha nacido un derbi de verdad y que vamos a oir hablar de él en los próximos años.

De momento, pese a algunos intentos ridículos de querer convertir al Girona en enemigo del Barça y fabricar fantasmas inexistentes por su afiliación con el Manchester City de Pep Guardiola, lo único cierto es que el club de Girona despierta hoy muchas simpatías en la masa social blaugrana, seguramente porque ni compite ni pretende competir con el Barça, porque las dos aficiones a menudo comparten los dos equipos y porque no se arrastra ningún conflicto ni institucional ni deportivo.

Obviamente, esta noche el socio culé desea que su equipo gane y guardará su afinidad con el equipo rojiblanco para la próxima jornada, pero hay sin duda una comunión innegable entre los dos clubes. Esta proximidad es fruto de la táctica del Girona que, consciente de que una gran parte de su masa social simpatiza también con el Barça, ha huido de cualquier conflicto. La estrategia es diametralmente opuesta a la del Espanyol, que legítimamente considera al club blaugrana como un rival y del que quiere diferenciarse históricamente, como se ha ratificado en los últimos derbis. El Girona será hoy un rival durante noventa minutos, pero con el pitido final del árbitro los dos clubes volverán a darse la mano.