Gavi: querer, saber y poder

Gavi, durante su estreno con la 'Roja'

Gavi, durante su estreno con la 'Roja' / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Ladislao Kubala, fundador de la exquisitez del Barcelona con la pelota, definió el fútbol con tanta sencillez como contundencia: “El fútbol es querer, saber y poder”. Esas tres suertes las domina un niño que es futuro y presente. Pablo Martín Páez Gavira, ‘Gavi’, un talento insultantemente precoz. Juega con el descaro y el entusiasmo con el que se jugaba por el bocadillo en el patio del colegio.

Con 6 años ya levantaba a la gente de Los Palacios del asiento. Con 8 años era un niño prodigio en el Betis. Con 11 años fichó por el Barcelona después de marcar casi cien goles en Sevilla. Con 15 años, se convirtió en la estrella del Cadete A. Con 16 años debutó en el primer equipo sin pasar por el Juvenil. Y con 17 años debutó en Champions y con apenas 200 minutos en Primera ha sido convocado por Luis Enrique, convirtiéndose en el debutante más joven de todos los tiempos, con solo 17 años y 62 días. Su caso, una bendita anomalía para la selección y para el Barcelona, no tiene precedentes. La relación entre este chico y el hincha ha sido un flechazo: amor a primera vista. Puro impacto. Interior ideal, porque conoce el juego, descubre pasillos interiores y siempre se perfila bien, Gavi es un acorazado de bolsillo que tiene una cualidad que solo poseen los elegidos: brilla con balón y sin balón.

Con la pelota en su poder, elegante, levita sobre el terreno de juego cuando conduce, es preciso en la entrega, sabe girarse con maestría, conoce todos los arcanos del juego de posición y tiene todos los ingredientes del producto denominación de origen de La Masia. Sin balón, es energía pura, un perro de presa incansable, alguien que sabe defender y rascar cuando hace falta, un recuperador nato con un centro de gravedad bajo y un tren inferior musculado y potente, que le impulsa en cada duelo. Koeman le dio galones y el chico se comió el campo. Luis Enrique no le puso puertas al campo y el niño le respondió derribando la puerta, con una actuación soberbia en la que marcó a su ídolo, Verratti, para dejarle en evidencia. Gavi es el enésimo ejemplo de que al talento no se le puede mirar el DNI. Tiene 17 años, pero parece que lleva 17 décadas vistiendo la camiseta del Barcelona y de la selección.

Ha multiplicado su valor de mercado, será lo que le dé la gana ser y sus entrenadores tendrán una misión para hacerle crecer más. Darle licencia para comerse el mundo. Referente del ‘Dream Teen’, Gavi está llamado a protagonizar la próxima década azulgrana. Es menor de edad, no puede votar y aún no tiene carné de conducir, pero juega al fútbol de cine. Tiene calle, barrio, picardía y descaro. Y tiene la bendición de Kubala: quiere, sabe y puede.