Ganadores y perdedores, sepan ganar y sepan perder

Joan Laporta

Joan Laporta

Toni Frieros

Toni Frieros

E n democracia no hay nada más inapelable que el lenguaje de las urnas. Cuando los votos hablan, dictan sentencia. El domingo, los socios del FC Barcelona hicieron oír su voz. Sobran análisis y disquisiciones. Su palabra es ley. Va a misa. Decidieron, por mayoría absoluta, que Joan Laporta y su junta directiva sean los responsables de dirigir al FC Barcelona durante los próximos seis años. Por lo tanto, a partir de ahora, Laporta es el presidente de todos los socios del Barça, no solamente de quienes le votaron. Ahora, todos, absolutamente todos, tienen que remar en la misma dirección. Si el club quiere salir de las arenas movedizas donde se encuentra necesitará de muchas complicidades y dosis de paciencia, porque no será nada fácil ni mucho menos rápido. 

Eso no quiere decir que Laporta y su junta tengan en sus manos un cheque en blanco para hacer lo que quieran. En absoluto. Deberán desplegar un ejercicio diario de responsabilidad y de transparencia porque, entre otras cosas, saben que siempre estarán bajo una lupa. Y deberán hacerlo con magnanimidad, sin revanchismos ni soberbia. Y eso mismo debería hacer el entorno, el maldito entorno que tanto daño le ha hecho al club. Si está continuamente poniendo palos en las ruedas, mal iremos. El FC Barcelona, como entidad, necesita urgentemente abandonar esa guerra fratricida en la que está instalado, ese fuego amigo, donde todo se pone en tela de juicio y se critica... y donde en demasiadas ocasiones se juega más en los juzgados que en el terreno de juego. La contundente victoria electoral de Joan Laporta debería ir acompañada de la paz social que tanta falta le hace al club. Un club que desde 1998 ha vivido el despliegue de cuatro mociones de censura, con el agravante de que desde Núñez en el año 2000 todos los presidentes han tenido salidas traumáticas. En el caso de Laporta, la Acción de responsabilidad.

¡Basta! No puede ser que la presidencia del FC Barcelona sea una silla eléctrica; es inadmisible que los propios socios vayan en contra de los intereses de la entidad. Los enemigos del club están en otro sitio. Evidentemente tanto Víctor Font como Toni Freixa, así como los precandidatos que no pasaron el corte de las firmas, pensarán que ellos lo harían mejor que Laporta. Pero los socios han elegido el camino que quieren seguir y no hay nada más que hablar. Respeten su decisión. 

El reto que se avecina es mastodóntico. El FC Barcelona necesita salir de la UCI en todos los terrenos: reputacional, económico, deportivo y, sobre todo, recuperar el amor propio y el orgullo de ser del Barça. Juntos será más fácil. Tiempo habrá de juzgar la segunda etapa de Laporta en la presidencia. Esto no ha hecho más que empezar. En los próximos días tomará posesión oficial del cargo y comenzaremos a ver los primeros cambios en la gestión. Habrá que respetarlos, gusten o no, porque a partir del día que ponga el pie en Arístides Maillol será responsabilidad suya. Dejemos que haga su trabajo. Es el presidente de todos.