Opinión
Cuando todo está ganado...

Los jugadores del Barça tras encajar uno de los goles frente al Borussia Doprtmund en el Signal Iduna Park / VALENTÍ ENRICH
El Barça ya está en semifinales de la Liga de Campeones. Un pasito más en esta temporada histórica en la que el club azulgrana, contra pronóstico, ha vuelto a la élite del fútbol europeo. ¿Alguien de ustedes imaginaba en agosto algo similar a lo que estamos viviendo?
No hace falta que respondan. Aunque parezca mentira, el póquer de títulos es posible. Eso sí, el martes algunos barcelonistas sacaron los fantasmas de su interior para vivir el susto de Dortmund de manera exagerada. Es humano darle su espacio al miedo pero, permítanme la licencia, no hubo para tanto.
La derrota en el Signal Iduna Park va a servir para mucho más que la mayoría de las victorias, hasta el martes, de este intachable 2025. Es evidente que el 4 a 0 de la ida condicionó algunos ámbitos competitivos imprescindibles que provocaron una desconexión comprensible en un grupo joven que no tiene traumas europeos.
Todo estaba hecho... Y no
Todo estaba hecho antes de empezar el partido, pensaron algunos futbolistas. Y no. Ganar, ganar y ganar, que es lo que está haciendo el equipo de Hansi Flick, genera una adrenalina maravillosa que es positiva hasta que el futbolista se aburre de tanto ganar, ganar y ganar.
Este Barça, sin embargo, no puede dormirse en los laureles porque todavía no ha levantado ninguno de los tres trofeos del triplete. Para llegar a este escenario aún va a tener que sufrir mucho.
Este Barça, o es colectivo o no es. Cualquier otra fórmula no es válida
Europa te pinta la cara
El 'Baby Barça' entenderá -es la gran lección de Dortmund- que sin esforzarse al máximo Europa te pinta la cara. Flick tiene un plan pero para que sea efectivo las individualidades deben ponerse al servicio del grupo.
Este Barça, o es colectivo o no es. Más allá de Lamine Yamal el equipo está parido para exhibirse de manera coral y solo así es capaz de competir contra los mejores. Cualquier otra fórmula no es válida.
Es decir, tener el balón, practicar un buen juego de posición para atacar bien e, inmediatamente después de perder el balón, presionar para recuperarlo, con todos los mecanismos que esto supone y toda la generosidad física y mental que requiere.
Se acordaron de los que no están
Sin este comportamiento todos los jugadores parecen peores: Lamine y Raphinha no sumaron, Lewandowski no pudo ni rematar a portería, a De Jong se le volvieron a ver las costuras, Araujo y Koundé fueron muy vulnerables... y la crítica volvió a acordarse justamente de los que no estaban, o sea, de Balde, Íñigo y, por supuesto, de Pedri.
Esto sigue. Celta y Mallorca, en Liga, y la final de Copa ante el Real Madrid antes de la semifinal de la Champions. Sean optimistas y sigan disfrutando del camino.
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