El Gamper une la tribu y refuerza la autoestima culé

Los jugadores del Barça celebran el gol de Malcom

Los jugadores del Barça celebran el gol de Malcom / Ferrandiz

Ernest Folch

Ernest Folch

Nunca hay que subestimar lo que sucede en un Gamper, aunque sea en un 15 de agosto, y encajado por la fuerza en la selva del calendario. Pase lo que pase, este torneo sobrevivirá a las vicisitudes del fútbol moderno y será la cita ineludible del barcelonismo, el momento en que anualmente la tribu blaugrana aprovecha para reforzar su autoestima. Quizás por ello lo más importante de esta edición sucedió antes de que el árbitro pitara el inicio del partido.

Porque por primera vez Messi se dirigía al Camp Nou como primer capitán, y como ya es habitual en él en estos últimos tiempos, tenía muy claro lo que tenía que decir y cómo lo tenía que decir. Dejó claro la importancia que tiene para él ser capitán (“Es un orgullo y sé lo que conlleva”), avaló sin matices los cuatro fichajes de este año (“esta temporada hicimos una plantilla como para ilusionarnos”) y fue muy claro sobré cuál es el gran objetivo de la temporada: “Vamos a darlo todo para que la Champions vuelva al Camp Nou”. El coliseo blaugrana rugió como si su equipo hubiera marcado un gol, y ciertamente no era para menos: ver a Messi liderando no solo en el campo sino por vez primera fuera de él, plenamente consciente de que las palabras también ayudan a cimentar las futuras victorias, provoca una sensación de gran seguridad en sus compañeros y sobre todo en una afición que vive con esperanzas renovadas este inicio de curso. El discurso de Messi fue precedido por un discurso reivindicativo y eufórico ante los peñistas de Bartomeu, que esta vez abandonó su habitual prudencia con una promesa contundente: “Intuyo que será un año histórico”.

Menos llamativo pero más importante fue lo que el presidente calificó como “los dos tesoros del club: el estilo de juego y la cantera”. Que Bartomeu se comprometa en público a preservar esta doble riqueza es de agradecer, pero no puede quedar como un brindis al sol ante los peñistas. Las palabras no bastan, hay que traducirlas en hechos cada día, y los ejecutivos del club tienen ahora la obligación de llevar a la práctica estos mandamientos: demasiadas veces, y por las urgencias del día a día, el ideario se ha quedado a menudo demasiado lejos de la realidad. Para culminar la tarde redonda, el equipo mostró detalles interesantes ante un ingenuo Boca Juniors. Messi continuó en el campo el liderazgo que había mostrado fuera de él, los nuevos fichajes ilusionaron y convencieron, especialmente Malcom y Arthur, y hay motivos para pensar que este equipo puede mejorar el del año año pasado. El Gamper es por definición el momento del año para soñar.