Game Over

Autocrítica: el viaje y las alforjas. Recta final del curso y el Barça tiene dos opciones: culpar al empedrado o hacer autocrítica. Si opta por lo segundo, debe asumir tres cosas. Primera, que cambio de caballo en mitad del río, relevando a Valverde cuando era líder. Segunda, que con Setién, al que muchos ven como Cruyff y otros vemos como Menotti, se prometió que el equipo jugaría bien y eso no se está cumpliendo. Y tercera, que el Barça no es capaz de ganar en el campo de rivales de nivel:  dos empates (San Paolo y Sánchez-Pizjuán) y tres derrotas (Mestalla, San Mamés y Bernabeú). Para este viaje, no hacían falta tantas alforjas. Jugar bien, la verdad, no juegan. A esta plantilla hay que exigirle más. El Barça puede, sabe y debe jugar mucho mejor. Solo así ganará esta Liga.

‘Game over’. Tenía siete vidas. Eso nos repetían cada vez que Joan Francesc Ferrer, “Rubi” estaba en el alambre. La historia acabó en San Mamés. Destituido Rubi – aclaración para despistados: apodo sin acento, porque viene de rubio, no de piedra preciosa-, el Betis asume otra temporada al contenedor de la basura. Rubi no es el único culpable, pero si nunca fue parte de la solución, estaba claro que acabaría siendo parte del problema: 8 victorias de 30 partidos y el % más bajo de victorias (26%) de la historia del club. La partida acabó para Rubi: ‘Game Over’.

La fuerza del destino. A falta de buen fútbol, en el Metropolitano se destilaron emociones. El Atleti, duramente golpeado durante el coronavirus, dio un sencillo y emotivo adiós a mitos como Radomir Antic, Joaquín Peiró, Jones o Capón. Fue un homenaje sentido para leyendas y aficionados: ‘Desde el cielo te voy a animar’. El partido se lo llevó el Atleti ante un gran Valladolid que cumplía 92 años de historia y demostró carácter. Pudo haber sacado algo de no ser porque Caro midió mal y Vitolo cabeceó a la red. La fuerza del destino quiso que un gol de Vitolo coloque tercero al Atleti y relegue a la cuarta plaza al Sevilla.