Opinión

El futuro de Messi no está nada claro

"Estoy cansado de ser siempre un problema de todo en el club”. La frase de Messi, recién aterrizado en Barcelona el pasado jueves tras jugar dos partidos con la selección argentina, es reveladora y preocupante. Revela que sigue descontento por muchas cosas que pasan en el Barça y preocupa que su estado anímico pueda influir en su rendimiento deportivo. Los papeles se han cambiado. Antes era feliz en el Camp Nou y volvía disgustado de sus partidos con Argentina donde antes recibía más palos que elogios. Ahora es diferente, está más integrado en la albiceleste mientras que no ve claro su futuro blaugrana.

Faltan solo 39 días para que Messi pueda negociar con quien quiera. Esto no había pasado nunca hasta ahora. Renovaba siempre uno o dos años antes de que acabara su compromiso con el Barça. A partir del 1 de enero del 2021 le quedarán solo seis meses de contrato y según la normativa FIFA tiene plena libertad para negociar con los clubs que quieran ficharle. Dicho en otras palabras, estará en el mercado por lo que habrá rumores y filtraciones interesadas. Bartomeu estuvo negociando a principios de año con el padre de Leo una renovación por dos años hasta el día que decidieron cerrar esta puerta cansados de las promesas incumplidas del entonces presidente.

Ahora Messi está en ‘standby’, traducido al español, en modo espera. Después de su fallida salida en verano a raíz del famoso burofax, analiza varias posibilidades. No descarta continuar si el proyecto deportivo que le ofrezca el nuevo presidente es interesante, pero tiene claro cambiar de aires si no confían en él. Tiene dudas y temores. No acaba de ser feliz por mucho que Koeman le defienda y no entiende que los inspectores de Hacienda le asalten en su propio avión en busca de trapos sucios. Su deseo es seguir en activo al máximo nivel hasta el Mundial de Catar 2022 y solo a partir de entonces, cuando tenga 35 años, se planteará la retirada o jugar en una Liga menos exigente, como podría ser la Major League Soccer de Estados Unidos.

Mientras tanto, Messi no quiere hablar de su futuro con la Comisión Gestora, no ve claro retrasar el cobro de su contrato como le piden y sufre en primera persona la crisis económica del club ya que este año le han aplazado varios pagos del contrato por falta de liquidez. Tanto si continúa como si no, firmó un contrato en su última renovación (2017) que incluye un bonus de fidelidad de 30 millones de euros a cobrar en junio del 2021. 

Llegados a este punto entenderán que Messi medite futuro. Le gustaría seguir en el Barça para culminar su brillante carrera en el Camp Nou, pero después de cinco años sin ganar la Champions no quiere continuar solo por dinero. Mantiene buena relación con Laporta lo que podría ser determinante si gana las elecciones pero al mismo tiempo el Manchester City le abre las puertas de la Premier dos temporadas con la posibilidad de continuar después en el New York City con ventajosas condiciones económicas. La renovación de Pep Guardiola hasta el 2023 puede facilitar esta operación.

El City de Guardiola, segunda opción para Leo

Para cualquier gran club de futbol, Messi es un cheque al portador. Un valor rentable desde el punto de vista comercial ya que si bien cobra mucho dinero al mismo tiempo genera un retorno económico importante. Tener al Nº 1 es garantía de prestigio y notoriedad. No solo hay que tener en cuenta sus goles sino también su poder publicitario. Por un lado ofrece talento deportivo, por otro carisma comercial como icono mundial.

Cuando algunos se preguntan por qué quiere ficharlo el Manchester City cuando ya tiene 33 años, es porque daría una nueva dimensión al club inglés propietario del gobierno de Abu Dhabi. Es la estrella que le falta al equipo de Guardiola que mide sus declaraciones: “Como seguidor del Barça, mi deseo es que se retire allí”. Eso es lo que dice públicamente, pero como entrenador del City recibiría con los brazos abiertos a Messi si es el jugador el que da el paso.

En plena crisis por la pandemia, el City es la excepción. No ha tocado el sueldo a los jugadores. No ha pedido ayudas oficiales. No han echado a ningún trabajador. Sin tener que pagar traspaso, fichar a Messi  no es ningún problema económico para un club que es la bandera de un Estado millonario en petrodólares. El Barça sigue siendo la primera opción de Messi si el presidente elegido en enero consigue ilusionarle, sin embargo, hay que reconocer que el Manchester City no es mala salida para el argentino si las cosas se tuercen.