Fútbol o antifútbol, cuestión de estilos

Xavi Hernández, en la rueda de prensa en el estadio del Eintracht

Xavi Hernández, en la rueda de prensa en el estadio del Eintracht / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Hay muchas maneras de jugar a fútbol. Y todas son legítimas. Porque el objetivo final siempre es el mismo: ganar. Aunque en algunos casos sea intentar no perder. O perder por la mínima. Como propuso el Atlético en el campo del Manchester City. Todos sabemos cuál es el estilo de Simeone. Que está en las antípodas del de Guardiola. O el de Xavi. La escuela defensiva del Cholo es la antítesis del modelo Barça. Pero es su propuesta. Una más de las muchas que existen. Y cada aficionado valora, en función de sus gustos y de sus perspectivas, qué prefiere. Está claro que plantear un partido de cuartos de final de la Champions con diez defensas puede resultar ridículo.

Pero para el Atlético de Simeone lo único que importa es el resultado. Y perder por 1-0 con un partido de vuelta en casa para intentar la remontada puede considerarse un buen resultado. Y lo es. El problema es cómo se consigue ese 1-0 que permite al Atlético seguir soñando con la clasificación para semifinales. Para algunos, lo que hizo el equipo rojiblanco en Manchester fue practicar el antifútbol: renunció completamente al balón (solo un 29 por ciento de posesión) y no remató ni una sola vez a portería. Insólito. Feo. Pero práctico... Sobre todo si consigue, finalmente, eliminar al Manchester City en el Wanda Metropolitano.

El Barça, está claro, ni puede ni debe jugar jamás como lo hace el Atlético. Xavi volvió a recordarlo en la rueda de prensa previa al duelo de Europa League contra el Eintracht de Frankfurt. Los blaugrana saldrán esta noche a por la victoria, sin especular, al ataque. El técnico culé quiere controlar el partido, como siempre, imponiendo su personalidad, con una presión alta que asfixie al rival y siendo muy ofensivos. Absolutamente fieles a su estilo. Un estilo que les ha permitido salir de la crisis y resucitar.

El Barça está en racha. Lleva trece partidos sin perder. Pero nunca se conforma con el empate. Es un mal menor si no se consigue ganar. No un objetivo en sí mismo. Y menos aún se plantea la opción de salir a buscar una derrota digna. No entra en el ADN de Xavi. Ni en el ideario futbolístico de este nuevo Barça que está construyendo. Xavi, a pesar de los elogios que le dedicó al conjunto alemán, lo que pretende es sentenciar la eliminatoria de cuartos de final en este encuentro de ida. Su equipo está capacitado para hacerlo. Lleva semanas demostrando que vuelve a ser un Barça grande, un aspirante a campeón. Y esta noche intentará dejarlo claro otra vez.