El fútbol ya no es un deporte, es un espectáculo mundial

Mina y Coutinho, en la Ciutat Esportiva

Mina y Coutinho, en la Ciutat Esportiva / FCB

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Ganar, ganar y ganar. No hay otra prioridad. El Barça, si quiere ser uno de los grandes del fútbol mundial, tiene que conseguir títulos cada año. Y para conseguirlo, hay que tener una organización deportiva que funcione como una gran empresa. Es prioritario. No basta con tener un buen equipo y un entrenador coherente. Es necesario tener ejecutivos que aseguren ingresos para que la máquina funcione. Venta de tickets, derechos de televisión, patrocinadores, merchandaising, redes sociales y new business. El fútbol ha dejado de ser un deporte  para convertirse en un espectáculo mundial, un gran negocio gracias a la televisión e internet.

El futuro viene por aquí, por potenciar la dimensión mundial del club, algo que se consigue con jugadores como Messi, Luis Suárez y Coutinho que aseguran victorias. Ya no se vive solo de los socios, ha nacido una nueva generación de seguidores en todo el mundo, los fans, que generan muchos ingresos a través de los negocios nacidos de la mano de internet. Por poner solo un ejemplo oportunista: si el Barça ofrece ahora, a través de las redes sociales, un pack souvenir  (camiseta, póster y llavero) para los aficionados colombianos ilusionados por la llegada de Yerry Mina, el éxito está asegurado. En esta línea, Nike se ha apresurado en lanzar la camiseta de Coutinho, incluso antes de su fichaje. El equipo es el motor del Barça; La Masia, la fábrica del futuro, pero no hay que olvidar que para pagar a los cracks y tener la mejor cantera del mundo es necesario una organización capaz de generar recursos que aseguren un equipo competitivo.

El Barça, al margen de preocuparse por la elevada masa salarial de su plantilla, tiene que preocuparse por aumentar los ingresos. Este es el secreto para avanzar, para crecer,  para que el mejor jugador del mundo, Messi, sea también el mejor pagado. Tiene mucho mérito que un club que no es sociedad anónima, cuya propiedad está repartida entre los socios, que no tiene fondos de inversión ni jeques, compita de tú a tú con clubs que son multinacionales como el Bayern, o propiedad de estados soberanos como el City de Guardiola que es del gobierno de Abu Dabi. El Barça acaba de dar un golpe de efecto en el mercado de invierno. El líder de la Liga española, en pleno mes de enero, ficha a Coutinho por un precio de cinco estrellas demostrando que es un club ambicioso donde la economía también funciona.