La furia merengue

Benzema apareció en la prórroga para marcar ante el Chelsea

Benzema apareció en la prórroga para marcar ante el Chelsea / AFP

Carles Sans

Carles Sans

Es probable que el tema de hoy no guste a casi nadie, salvo a los madridistas. De hecho, no debería de escribirlo si quisiera ser complaciente con la mayoría de los lectores, pues me gusta serlo; sin embargo, las cosas hay que decirlas como son: la capacidad que tiene el Real Madrid para superar con empeño los partidos que se le ponen en contra es insuperable.

Se trata, además, de una actitud histórica; se trata de una característica a la que hemos tenido que ir acostumbrándonos a base de remontadas épicas que han hecho que gocen hasta el último minuto de la fama de equipo batallador incansable. Algunos me rebatirán diciendo que suele haber siempre una ayudita arbitral, como el tercer gol anulado el pasado martes al Chelsea. Es cierto: al Madrid siempre le acompaña la polémica y son muchas las situaciones vividas, podríamos hablar de puntos regalados o partidos injustamente arbitrados, pero, aun así, ningún equipo, por mucho que le ayuden, si no aplica una actitud ganadora hasta el final, no gana.

Esta es una característica que se hace muy odiosa a los culers. Lo del martes pasado contra el Chelsea se ha visto hacer muchas veces al Madrid… El Barça no suele jugar así. No digo que sea mejor o peor, simplemente no exhibe la potencia cuando las cosas se tuercen, no está dotado el equipo de esa furia de la que tanto se vanagloriaba la selección de España de los sesenta cuando se refería a la furia española.

En el Real Madrid van y vienen jugadores que al ingresar parece que sean inoculados por un  reactivo que les hace pelear hasta el final, incluso en situaciones muy adversas. Por eso cuando se le gana al Madrid el plus de satisfacción es indescriptible. Si además se le gana en su casa y por 0-4, como ha sido el caso de esta temporada, pues entonces es “locura máxima.”

Este año la Liga ya es de ellos y ahora en la Champions nos queda la esperanza de que el City de Guardiola reviente la ilusión merengue, que a cada machada se crece más y más. Es una pena tener que confiar en otros cuando deberíamos de ser nosotros quienes nos encargáramos de eliminarles. Pero bueno, a lo mejor el año que viene…