La fuerza de la amistad

Neymar fue el gran protagonista del partido con sus tres goles

Neymar fue el gran protagonista del partido con sus tres goles / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Hay quien cree, y no son voces cualquiera, no, entre otras cosas porque el Barça, su vestuario, su entorno, las catacumbas del Camp Nou ya han vivido épocas y experiencias similares, que la amistad que se profesan, que mantienen, que cultivan, de la que, incluso, alardean Leo Messi, Neymar Júnior y Luis Suárez, puede no ser, del todo, beneficiosa para el Barça, en el sentido de que habrá quien piense que sus goles, además de en millones de euros (merecidos), se pagan también en mando en plaza, en voz importante, decisiva, en el momento que se deban tomar decisiones que afecten, no al club, sino al vestuario, la plantilla, el equipo, el cuadro técnico, el banquillo.

Todos sabemos (precisamente, porque los que superamos los 60 las hemos visto de todos los colores con otros cracks que creíamos únicos y también vivían y jugaban acompañados) que la fuerza de ese tridente supera el terreno de juego y sabemos, también, porque lo hemos vivido en nuestras propias carnes de periodistas, que ellos, las estrellas, los ganadores, los conquistadores de títulos, aquellos que hacen grande, enorme, al equipo y al club, saben cómo dar a conocer su opinión. No hay nadie más ‘influencer’ que una estrella del Barça. No hay nadie más ‘influencer’ (persona que cuenta con credibilidad sobre un tema y enorme capacidad de influir en su entorno) que Messi, Neymar y Suárez. Pero, una cosa está clara, como quedó demostrada anoche en Las Palmas: son los mejores, son unos magos, son amigos, son íntimos, son inseparables, ellos tres forman un equipo y juegan a fútbol entre ellos, y se ayudan, y se pasan la pelota para marcar goles únicos y, aunque un día no marque D10S, como ocurrió ayer, se alegran igual porque cualquiera de ellos, por ejemplo, Ney, se va con un triplete y el balón firmado a casa. Muchos dirían que esa es la fuerza del Barça, pero no es así. La fuerza del Barça y de cualquier equipo de fútbol, como ha demostrado el propio Barça acumulando títulos y más títulos, es el equipo. Y más en fútbol, donde juegan 11, que, comparados con tres, son muchos.

Cuando ves partidos como el de ayer en Las Palmas donde, andando, toqueteando el esférico, acelerando cuando quieren, sin prisas pero sin pausas, golean, los tres, sí, los tres, entonces te duele cómo pudo ser aquel 1-2, en el Camp Nou con el Alavés, el 0-0 de Málaga, el 1-1 del Benito Villamarín, el 4-3 de Vigo, el 2-1 de Riazor, el 2-0 de La Rosaleda y hasta el 1-1 del estadio de la Cerámica de Villarreal. Ahí también estuvieron ellos, y todos, todos sus compañeros. La Liga llegará a la última jornada con el Barça con posibilidades de título, sí, pero teniendo que confiar, si no en el Celta, en el Málaga de Míchel y Sandro, que ayer empató (2-2) en San Sebastián. Por empatar, no solo están empatados a 87 puntos (¿recuerdan aquellas Ligas de 100 puntos?) sino que hasta obtienen el mismo resultado 4-1 y 1-4 en la misma jornada, la de ayer. Son Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, que ayer brillaron, tanto, tanto, en Montmeló, separados solo por tres segundos, que dejaron a todos los demás, a todos, a una vuelta de distancia. Y es que el Atlético, tercero, está ya a cuatro victorias. Un mes de fútbol.