Frenkie de Jong: las cosas como son

Frenkie de Jong, azulgrana desde la temporada 2019-20

Frenkie de Jong, azulgrana desde la temporada 2019-20 / Valentí Enrich

Toni Frieros

Toni Frieros

Ha habido mucha zafiedad en la absurda campaña de querer vestir a Frenkie de Jong como el malo de la película. Más que nada porque se le ha faltado al respeto de una forma inadmisible e indefendible. Quizás al ideólogo de filtrar que su contrato contenía "indicios de delito" (algo que no ha comprado prácticamente nadie) habría que refrescarle la memoria. Verán. Siempre se ha dicho que hay jugadores que hacen grandes esfuerzos para vestir la camiseta del FC Barcelona. Es cierto. Frenkie ha sido uno de ellos. En enero de 2019, De Jong tenía dos ofertas que superaban en más de un veinte por cierto lo que le ofrecía el Barça. Pep Guardiola había hablado con él para llevárselo al City. Y Tuchel igual, para reforzar a un PSG que, además, le permitía vivir gratis en la mansión donde había estado Neymar.

Era el jugador de moda en Europa. El futbolista del futuro. Pep Segura y Ramon Planes hablaron con su representante. Querían una reunión con Frenkie en Amsterdam para intentar convencerle: "Too late", les dijo Ali Dursun. Insistieron y el 23 de enero una expedición azulgrana, con Josep Maria Bartomeu y Óscar Grau al frente, se reunieron con De Jong, su padre y el agente del jugador en un hotel cercano al aeropuerto de Schipol. Le explicaron lo que era el Barça, La Masia, el legado de Cruyff... Frenkie, para acabar de decidirse, habló con Ronald Koeman. Tres días después, De Jong llamó a Bartomeu: "Me voy al Barça". Perdía mucho dinero, pero hizo caso a su instinto y a su sueño de niñez.

Habría que publicar ahora todo lo que se escribió y se dijo de aquel fichaje que llenó de orgullo al barcelonismo. Todo eran felicitaciones. Primero, porque el Barça había contratado a la gran joya del fútbol europeo. Y segundo, porque se lo había arrebatado a los todopoderosos City y PSG.

Llegó De Jong en la temporada 2019-20. El 14 de marzo de 2020 el Gobierno Español decretó el Estado de Alarma por la epidemia del COVID. El FC Barcelona tuvo que aplicar medidas de ahorro y correctoras para poder hacer frente a una masa salarial estratosférica en comparación con el descenso del 80% de los ingresos. Cuatro jugadores, además de Koeman, se ofrecieron voluntarios a diferir sus salarios y ayudar así al club: Piqué, Lenglet, Ter Stegen... y De Jong. Frenkie aceptó pasar de cobrar 14 millones por temporada a percibir 3 millones en la 2020-21 y 9 en la 2021-22. A cambio, el club le amplió el contrato y le puso gran parte de la ficha, pluses y premios al final del mismo. Se trataba de salir del apuro y esperar a que en las próximas temporadas los ingresos volvieran a ser los mismos que antes de la pandemia. ¿Un error? ¿Una irresponsabilidad? Seguramente sí, pero depende de cómo se mire. Ahora el FC Barcelona también ha necesitado dinero imperiosamente para tapar las pérdidas patrimoniales de más de 600 millones de euros y poder fichar talento con el fin de reforzar la plantilla y aspirar a ganar títulos. Se ha hecho con las 'palancas', a costa de vender activos... ¡a veinticinco años! ¿Qué diferencia hay entre aquello y esto?

Es verdad que Frenkie de Jong no ha respondido a las expectativas, que ha estado por debajo de sus posibilidades, pero convertirlo en chivo expiatorio, no. Xavi y Laporta, por un lado, dicen que es necesario. Alemany (¿verdad, Mateu?) y Jordi Cruyff, por otro, le conminan a que se vaya. De Jong ha demostrado querer al Barça, es un profesional intachable, es un gran jugador y merece un respeto que algunos le han negado.