Fracaso absoluto de España en Qatar

Jordi Alba y Luis Enrique

Jordi Alba y Luis Enrique / @jordialba

Gerard López

Gerard López

Debo ser sincero: para mí, la nota final que merece España en el Mundial es un suspenso. Se puede decir de muchas maneras, pero lo cierto es que la selección de Luis Enrique ha fracasado en Qatar. Lo digo ahora, una vez ha acabado su participación, que es cuando hay que hacerlo, con todas las cartas encima de la mesa. De hecho, ya había avisado en un artículo anterior que las notas debían darse al final. Tanto es así que no dudé en apoyar la lista de convocados que había realizado el seleccionador. Es él y solo él quien debía elegir a los futbolistas para representar a España. Obviamente, todos tenemos nuestra opinión, pero la responsabilidad era suya, de la persona que estaba al mando.

Puedo llegar a comprar que esta selección está en un proceso de transición entre los últimos coletazos de una generación brillante que va llegando a su fin y que la regeneración obligaba a una apuesta por jugadores jóvenes que, poco a poco, van sumando experiencia en el fútbol del más alto nivel y en los grandes eventos, pero la sensación con la que me quedo es que, a la hora de la verdad, este equipo ha estado a años luz de ser competitivo, que es una virtud imprescindible a la hora de leer los partidos. Sí, ha sido reconocible en lo que a la idea del entrenador se refiere, teniendo la posesión y, en cierta manera, el control de los partidos, pero en ningún caso ha sido capaz de competir con las grandes selecciones. De hecho, no solo con las grandes porque también perdió con Japón y contra Marruecos y solo fue capaz de ganar a Costa Rica. La realidad es que España, más allá del partido inicial, ha sido totalmente previsible, mostrando una idea inicial en los partidos que, en ningún caso, fue evolucionando en función del resultado. No ha tenido nunca un plan B o soluciones en el banquillo para revolucionar o cambiar la dinámica cuando tocaba. Hablé en su día de nombres que podían servir para ello: Aspas, Merino, Canales, Deulofeu... Podrían haber dado un plus en las segundas partes con el equipo bloqueado, como pasó con Japón o Marruecos. Savo algún chispazo de Nico Williams, han faltado revulsivos. Siempre el mismo dibujo, el mismo juego, nada distinto para revertir la dinámica de los partidos que se complicaban. Con todo esto, al final solo puede señalarse a un responsable, Luis Enrique. No entraré a valorar si ha sido beneficioso que estuviera ‘streameando’ los días que jugaba Brasil o Francia, que cada uno lo valore. Tampoco si el comportamiento del seleccionador ha sido el adecuado. Mi valoración es puramente deportiva y creo que han faltado recursos para ser más competitivos y menos previsibles, algo imprescindible en un Mundial.