Que no se formen nuevas trincheras

Joan Laporta, en el acto de despedida de Jordi Alba

Joan Laporta, en el acto de despedida de Jordi Alba / VALENTÍ ENRICH

Ferran Correas

Ferran Correas

Un amigo siempre me dice que si en el Barça no hubiesen habido tantas guerras internas a lo largo de su historia, el primer equipo de fútbol hubiese ganado unas cuantas Copas de Europa más que las cinco que tiene en la actualidad. No le falta razón. Ya en los cincuenta, discutían los partidarios de Kubala y los de Luis Suárez, aunque la división más importante, como mínimo en la era moderna del club, llegó en los noventa entre los partidarios de Josep Lluís Núñez y los de Johan Cruyff, sobre todo cuando el presidente decidió destituir al genio neerlandés. Y esta última división se trasladó a este siglo, con Joan Laporta aglutinando a los seguidores de Cruyff y Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, enfrentados a Laporta por otros motivos, recogiendo a los adeptos de Núñez. Pep Guardiola, el mejor entrenador de la historia del club, fue víctima de esta guerra. Quizá sin ella, hubiese estado muchos más años en el banquillo azulgrana y las Copas de Europa que pedía mi amigo hubiesen llegado.

En las últimas semanas, podría estar generándose una nueva división. Aunque ya lo había dejado ir en alguna rueda de prensa, Xavi Hernández, entrenador del primer equipo, se quejó del siempre famoso entorno en una entrevista a TV3. Habló de amiguismo cuando quiso referirse a las críticas que recibió el equipo cuando las cosas no acababan de funcionar, críticas que le parecieron injustas porque considera muy meritorio haber ganado tantos partidos en el campeonato liguero, aunque hayan sido por la mínima, teniendo en cuanta de donde venían. El egarense pidió que no se comparase a su equipo con el del 2010 o el 2012. No nombró a nadie, pero no hace falta ser Albert Einstein para saber que se estaba refiriendo a personas cercanas a Guardiola. De hecho, sí que señaló Xavi al Manchester City como responsable de que Joao Cancelo no llegase al Barça en el último mercado de invierno y acabase cedido en el Bayern, algo que niegan desde el club inglés, explicando que el lateral portugués no fue blaugrana porque el Barça no podía pagar su cesión.

Sería bueno que todo esto no fuese a más y que no acabe en una nueva división entre barcelonistas. Y menos entre dos de los protagonistas del que fue el mejor Barça de la historia. Uno dirigiendo al equipo desde el banquillo y otro haciéndolo desde el terreno de juego. Esperemos que no hayan nuevas trincheras y nuevas guerras como las que se han producido a lo largo de los años y sin las cuales, como decía mi amigo, el Barça tendría, probablemente, muchos más títulos en sus vitrinas.