'Foc nou', muy catalán

Jordi Alba firmó una actuación horrible en Anfield y se equivocó en dos de los goles del Liverpool

Jordi Alba firmó una actuación horrible en Anfield y se equivocó en dos de los goles del Liverpool / Valentí Enrich

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Es muy, muy, catalán. No sé si bueno o malo, pero es muy catalán. ‘Foc nou’, se llama. Y es empezar, de nuevo, algo que se había iniciado mal. Repensárselo y volver a ponerlo en marcha. La fórmula tiene, en principio, una connotación negativa pero, bueno, tal vez sea también una manera de decir, de buen rollo, “nos hemos equivocado, venga, va, empecemos de nuevo y, seguro, que nos sale mejor”.

Pero, la verdad, en la situación que se encuentra el Barça, tengo la impresión de que aquellos que han avivado la idea (como, por ejemplo, el ser más oportunista del mundo, el expresidente Joan Laporta, que, encima, tira la piedra y esconde la mano) de ‘foc nou’, lo que están es, de inicio, desperdiciando todo lo bueno que ha hecho el Barça en los últimos años y no solo en lo que hace referencia al fútbol profesional (ahí están las chicas en la final de la Champions femenina, todo una gesta enorme).

Da la sensación, creo, no sé, aunque puede que, por la edad, me este volviendo un blandito, que aquellos que proponen quemarlo todo y empezar de cero, que es algo mucho más tremendista, insisto, que la idea de repensárselo un poco y arrancar con nuevo coraje, quieren olvidar dos magníficas temporadas, dos campañas que pueden acabar en doblete, en solo dos días, en dos derrotas, cierto, terribles, Roma y Liverpool, pero dos.

Lo que ya me parece tremendo (y ahí sí entra mi amistad, mi cariño, lo siento, despídanme o dejen de leerme si así lo desean) es que el único culpable de esas dos eliminaciones, horribles, en la Champions sea Ernesto Valverde. En ese sentido, estoy con el gran Ronaldo: “Cuando el Barça gana, vence el Barça de Messi; cuando pierde, pierde el Barça de Valverde”. No puede ser de ninguna manera que de todos los desastres los futbolistas, los seres más egoístas del mundo, se vayan de rositas.

Solo tres ejemplos y ya me parecen muchos, demasiados. Leo Messi, miren, Leo Messi. Dije que, entre otras razones, la eliminación horrible de Anfield contó con un Messi muy argentino, demasiado parecido al que juega (o lo intenta) con Argentina. Me llovieron tortas porque muchos consideraron que, incluso sin estar bien, tuvo y dio ocasiones de gol. Vale, puede, pero falló en una noche donde debía liderar, sobre el césped, la reacción al tremendo tsunami que estaba sufriendo su equipo. Y se hundió, se entristeció, no reaccionó. Y es el líder (no les habló de Piqué, que no metió ni un grito en defensa).

Y escribiré más. Messi es el capitán. Y si como capitán tuvo una actuación admirable tras el 3-0 del Camp Nou, cuando, entre otras razones, riñó a la ‘gent blaugrana’ por haber pitado a su amigo Coutinho, tras la debacle de Liverpool debió dar la cara. No digo que pidiese perdón como hizo Busquets, que también, sí, sino que reflexionase sobre la escasísima actitud y, sobre todo, falta de competitividad que demostró su equipo. Y, además, ahora ya sabe el gran capitán por qué la afición azulgrana pita a Coutinho, ahora sí lo sabe, lo ha sufrido él en su propia piel: no da la talla. Y punto.

Podríamos hablar de Luis Suárez, otro enorme futbolista y goleador. Eliminado de la Champions, ha decidido operarse de su rodilla derecha, posiblemente con la idea de poder llegar en condiciones a la Copa América. Poco importa que su equipo tenga aún por delante el reto de ganar, de nuevo, la Copa del Rey que, dicen, es la prueba de decisiva para que el ‘foc nou’ sea más retoque que liquidación.

Y, por último, sintiendo como siento (¡y ojalá no lo traspasen, de verdad!) una enorme admiración por Rakitic, feo, muy feo, su gesto de irse a la feria de Sevilla al día siguiente del gran ridículo. Sí, sí, lo entiendo, su esposa y sus hijos son de allí, le esperaba la familia, se había comprometido, todo lo que quieran, pero feo el gesto de irse a una fiesta cuando millones de culés estaban para pocas bromas… y fiestas.

¿Podríamos seguir? No sé, tal vez, pero de lo que no hay duda es que llegamos estos desastres y no hablo, no, solo del Barça, yo creo que es extensible a los grandes, inmensos, equipos de todo el mundo (fiesta de CR7 tras un desastre, filmación de una película de Sergio Ramos en el palco del Bernabéu mientras su equipo también cae eliminado…), los jugadores, las estrellas, esas que ganan como si cada año ganasen la Champions y no la ganan, parecen ser los únicos de la ‘familia’ que duermen de un tirón. Porque, si no es así, que puede ser, mucho no se les nota, ni lo dicen, ni lo declaran, ni ayudan a que su afición pase el trago con la sensación de que a todo el mundo le duele el alma, tanto o más, que a ellos.

Puede, en efecto, que el Barça de este año no sea maravilloso, ni filigranero, pero si algo ha hecho a las mil maravillas, con coraje y organización, es competir, competir muy bien, y duro, hasta el final. Exactamente lo que no hizo en Liverpool. Pero eso hay que mirar a los futbolistas, por eso. Igual mañana el Camp Nou está vacío o les llueven los pitos. Merecidísimos. A todos.