Florentino tiene un problema

Florentino Pérez

Florentino Pérez / sport

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Lopetegui se sentará hoy en el banquillo del Madrid. Lo hará como un entrenador zombie, un muerto viviente, un técnico que se sabe cesado pero que aún no ha recibido la carta de destitución. Una situación surrealista para un equipo tan grande como el blanco. Florentino Pérez hace días (mejor dicho, semanas) que ha tomado la decisión de cargarse a Lopetegui. Pero no encuentra el momento de ejecutar la sentencia.

Tiene miedo a que el cese del entrenador se le vuelva en contra. Porque tiene en mente el clásico del próximo domingo. El cuerpo le pide echar ya a Lopetegui. Pero la cabeza le aconseja esperar a ver qué sucede en el Camp Nou. Y eso, evidentemente, es un arma de doble filo para el presidente. ¿Se imaginan que este Madrid es capaz de ganar al Barça? ¿Cómo podría destituir Florentino a un entrenador que ha logrado la victoria en el Camp Nou? Aún se le haría más cuesta arriba sacar la gillotina. Y echar a Lopetegui antes del clásico es, por supuesto, otro problema. Correría el riesgo de quemar al nuevo entrenador en caso de derrota humillante en el Camp Nou: menuda manera de empezar un proyecto. Haga lo que haga, lo hará mal. Está claro. Pero solo él tiene la culpa de encontrarse en esta encrucijada. Su prepotencia le pasa factura. Pensó que podía fichar a cualquier entrenador para sustituir a Zidane. Y que no le hacía falta buscar un recambio para Cristiano. Y se equivocó en ambos casos.

El Madrid (desde el vestuario al entorno, pasando por el propio palco) se ha comido a Lopetegui. Y los goles de Cristiano no hay quien los meta. La crisis blanca no ha hecho más que empezar.