Florentino ha sedado al madridismo

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Causa sorpresa que en Madrid no la haya por todo lo que ha dicho Florentino Pérez en las grabaciones difundidas por ‘El Confidencial’. Ni quienes le ríen todas las gracias ni quienes se consideran enemigos del presidente blanco han mostrado el más mínimo estupor. Ya lo sabían. Todo el entorno mediático madridista conocía la versión ‘hooligan’ del “ser superior”, como así le definió en su día Emilio Butragueño en, seguramente, su única aportación interesante ante un micrófono. Y, sin embargo, una manta gruesa de silencio ha cubierto durante muchos años el desprecio del dirigente hacia los suyos.

Si la tendenciosa y manipuladora portada de ‘El Mundo’ no indignó a quienes ahora se erigen en los más pulcros defensores del código deontológico periodístico, mucho menos pueden molestarse al escuchar insultos como “subnormal”, “paleto”, “imbécil” o “anormal” con la voz de Florentino. A Messi le acusaron de arruinar el Barça y nadie se molestó en cuestionar la ética de aquel verbo. No, ahora no vale hacerse el ofendidito para sortear el verdadero debate, el que nadie se atreve a proponer:pedir la dimisión de Florentino Pérez. El escándalo es tan bestia que, nada más aparecer la primera entrega, el dirigente dio explicaciones a través del Real Madrid con un comunicado de prensa mal entendido porque nadie ha atacado a la entidad. En todo caso, quien lo ha hecho es su propio presidente. Pero España es un país en el que la palabra dimisión está en vías de extinción, prácticamente ya no existe. También la vergüenza está en desuso. Y sin ellas, la palabra dignidad pierde todo su sentido. Si el desprecio hacía Del Bosque, Casillas y Raúl llegaran del exterior, todo el madridismo estaría hoy levantado en armas. Si lo dice el “ser superior”, amén.