Opinión
Por qué Flick 2 es peor (de momento) que Flick 1

Hansi Flick en un instante del Sevilla - Barça de LaLiga 2025/26 / DANI BARBEITO
Los dos peores partidos de la era Flick han venido seguidos, como dos avisos. Dos derrotas inapelables, una por el cómo (PSG), otra por el qué (Sevilla). Empecemos por las atenuantes: una larga lista de bajas muy sensibles (Joan Garcia, Fermín o Raphinha), arbitrajes dudosos (Nuno Mendes tenía que haber visto la roja y el penalti de Araujo en el Sánchez Pizjuán solo existe en una realidad paralela) y, si quieren, algo de azar (si Olmo mete el 2-1 contra los franceses o Lewandowski marca el penalti en Sevilla, probablemente la herida sangraría menos). Pero son factores meramente justificativos, que no pueden esconder la cruda realidad: el Barça del segundo año de Flick es de momento netamente peor que el de su primer año.
Flick 2 es un equipo que parece parado, sin evolución alguna, y que se ha hecho mucho más previsible para los rivales. La famosa línea defensiva de Flick 1, que pilló a casi todos los equipos de Europa por sorpresa, ha sido científicamente estudiada por sus rivales, que ya le han tomado la medida.
El PSG y el Sevilla la habían diseccionado detenidamente, y aunque es entendible que un gran entrenador como Luis Enrique sepa contrarrestarla, es incomprensible que un equipo de media tabla como el Sevilla se pasee como Pedro por su casa delante de la línea, te meta cuatro goles y te genere hasta diez ocasiones claras de gol. Una cosa es tener una idea de juego, y otra muy distinta es caer en la tozudez y no tener la cintura para contar con un plan B dentro del mismo partido.
La marcha de Iñigo
Pero no todo es táctico: la marcha de Iñigo, gratis y por sorpresa, ha abierto un fenomenal boquete atrás y ha provocado una grave inestabilidad en todo el sistema defensivo, en el que Cubarsí, Koundé o Araujo van a la deriva en muchas fases del juego.
En el medio campo, al equipo lo sostiene un extraordinario Pedri, el mejor centrocampista del mundo, pero que lleva a cuestas, como una pesada mochila, el pésimo momento de forma de Dani Olmo y las exasperantes conducciones de De Jong. Delante, las buenas prestaciones de Rashford no pueden compensar la baja forma de Lewandowski, a quien el entrenador no logra llevar hasta su mejor versión.
Esperábamos de Flick 2 que cogiera aquel maravilloso equipo de adolescentes que él hizo eclosionar y le hiciera crecer un paso más, pero lo cierto es que, de momento, en lugar de crecer, el equipo ha ido hacia atrás.
Puede que haya un factor físico, puesto que tanto contra el PSG como contra el Sevilla, el equipo terminó el partido hundido y sin capacidad de respuesta. Pero es sorprendente que esto suceda cuando el Barça disfrutó de la pretemporada más larga de todos los grandes de Europa, y sin la excusa de haber disputado el Mundial de clubes.
La esperanzadora noticia es que el primer gran bache de la temporada llega en un mes intrascendente, con todas las posibilidades intactas de poder luchar por los grandes títulos. De momento, son solo dos avisos, que no hay que dramatizar, pero tampoco desdeñar.
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