La final fue un funeral; el verano será movido

Messi y Valverde, al final del partido

Messi y Valverde, al final del partido / sport

Albert Masnou

Albert Masnou

Qué triste acabar una temporada de esta manera, con un solo título cuando hace menos de tres semanas se soñaba con el triplete. Con un lateral de extremo (Sergi Roberto) y el extremo en el banquillo (Malcom), con el delantero titular (Suárez) en la grada habiéndose operado para estar en la Copa América, con un jugador (Coutinho) que pide a gritos su marcha, con un lateral izquierdo (Alba) que juega solo para Messi, con tres centrocampistas (Busquets, Artur y Rakitic) que tienen que escucharse que Piqué les grite “para atrás corremos todos”, siendo una muestra de cómo ha cambiado la solidaridad y la ambición de este equipo.Ya ho muere por ganar. El Barça acudió a un funeral del que todavía no sabe a quién se entierra: ¿Al entrenador?, ¿a un equipo veterano?, ¿al que ficha?, ¿a los fichados?...

En el mismo prologómeno del encuentro se vivió un incidente que acabó siendo una metáfora de lo que hoy es este equipo. “Tots units”. Y la gran lona se partió por el centro, al igual que es este equipo dirigido por Valverde, cuya primera parte fue un calco a Anfield pero que supo sacar su amor propio tras el descanso. Entonces, jugando con más ímpetu, con un extremo de extremo, el Barça intentó la remontada pero se quedó a la orilla porque, lo que se dice ocasiones, tuvo pocas aparte de las que dispuso Leo.

Verano caliente el que espera a los despachos este verano para reconstruir un equipo diseñado para ganar la Champions y que cierra la persiana con un balance justito, con muchos jugadores tan señalados como su entrenador cuyo equipo salió como en Anfield. “No cambiaría nada, solo la presencia de Dembélé”, dijo en la previa a la final. Pues salió igual en la final de Copa. Así le fue.