Un final falto de fuelle y determinación

Olympiakos - Barça

Olympiakos - Barça

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

UN BARÇA COMBATIVO

Los blaugranas no se jugaban gran cosa en El Pireo. Además, la sensible baja de Davies no hacía presagiar nada bueno. Pero el Barça salió al encuentro mentalizado y, con un Sanli muy activo, mantuvo a raya a los jugadores griegos. Cabe destacar que Saras le dio un gran protagonismo a Caicedo. Parece que el técnico culé le tiene muy en cuenta, ya que, aún teniendo errores, lo volvía a situar en pista. La defensa del Barça fue muy buena en los primeros veinte minutos, excelente Abrines sobre Dorsey, y redondeó su juego con un dominio absoluto del rebote, en especial el ofensivo.

Ante este control del juego, los hombres de Bartzokas parecían desconcertados, perdiendo muchos balones, y no encontrando su sitio en la pista. Jasikevicius aprovechó el duelo para dar un sinfín de rotaciones y, en ocasiones, jugando al unísono con dos jóvenes canteranos. También jugó durante muchos minutos con dos cuatros y dejó en el banquillo a Laprovittola en los dos primeros cuartos. Prefirió que fuera Exum quien ejerciera de base, algo que no dio ningún rédito a los blaugranas. La sensación al descanso era que el Barça, pese a jugarse menos que su rival, se tomaba más en serio el encuentro.

UN OLYMPIACOS MÁS DURO TRAS EL DESCANSO

Era una opción previsible. No le gustó a Bartzokas la dinámica con la que se desarrollaron los dos primeros cuartos. Un Barça desinhibido les ganaba el ritmo y, por tanto, el escenario debía cambiar. La defensa griega subió en contactos, agresividad e intensidad. Creo que el arbitraje no supo leer el cambio de guion. Se pitaron más faltas al Barça, el conjunto menos agresivo, y el Olympiacos lanzó más tiros libres, eso sí, con poco acierto. Pero ello no debe ser excusa para los blaugranas. Los de Saras se fueron diluyendo conforme transcurrían los minutos. Su defensa se vio afectada, a pesar de hacer cambios constantes, lo mismo que su superioridad en rebotes.

El técnico ruso jugó con un equipo pequeño, muy abierto y también con cambios defensivos, que se dedicaba a romper, en el 1x1 o 2x2, la resistencia blaugrana. En especial, las penetraciones fulgurantes de Mckissic y los lanzamientos de Vezenkov hicieron daño. Y por parte blaugrana no hubo respuesta. En ocasiones preocupados en protestar a los árbitros, y probablemente también conformados, ya que una derrota tampoco suponía una debacle. El Barça anotó 26 puntos tras el descanso, y acabó con 66. Paupérrimo. Ganó, al final, quién más lo necesitaba y, por tanto, quién puso más empeño en la victoria.

EL OLYMPIACOS TUVO MAYOR AMBICIÓN Y GANAS DE VICTORIA

MCKISSIC DESTROZÓ LA DEFENSA BLAUGRANA

Le costó entrar en juego. Pero, en especial, en la segunda mitad fue una pesadilla para los blaugranas. Hubo poco rigor en su defensa, él supo aprovechar cualquier resquicio que se le presentó, y acabó sumando 20 puntos.

UN BARÇA DESGASTADO DEBE SABER DOSIFICARSE

Como dice Saras, las últimas semanas han sido de locura. Partidos y más partidos. Y lesionados. Es cuestión de saber dosificarse, sin bajar la ambición, y prepararse para afrontar el tramo decisivo de la temporada.