Es como una final

Messi, ante el Levante.

Messi, ante el Levante.

Gerard López

Gerard López

La temporada nos ha llevado a una situación límite en febrero, cuando queda aún tres meses de competición. El Barça dejó escapar la Supercopa de España en enero, en febrero se ha puesto cuesta arriba la Copa del Rey tras la derrota en las semifinales contra el Sevilla (2-0) y la Liga se aleja, día a día, por los puntos que se perdieron a inicio de la competición y porque el Atlético no da muestras de debilidad. Todo ello hace que, hoy, contra el PSG, el Barça se encuentre ante un partido clave de la temporada. La Champions es la competición que hace más ilusión, la más atractiva y, a estas alturas, la que te puede hacer caer la moneda para un lado o para el otro. Es la tabla de salvación.

A esta plantilla hay que exigirle mucho porque es la que más cobra de Europa y llegar lejos en la Champions es una obligación. Así pues, este partido contra el PSG es clave porque servirá para mantener la llama encendida para evitar presentarte en marzo sin opciones a ganar un título. Sería frustrante que una plantilla así dimita tan pronto.

UN AÑO ESPECIAL

Por suerte, creo que el socio va asumiendo que esta campaña es atípica por diferentes motivos: por la pandemia, porque el verano no fue normal al llegar tras un 2-8, por las limitaciones en los fichajes que hubo, porque hubo una moción de censura, porque no hay presidente y porque la plantilla está repleta de jugadores jóvenes. Por todo ello, la afición asume vivir un año de transición y no hay el agobio de otros tiempos en ganar un título. Ha asumido la complejidad de la temporada y hay un margen de error para la afición que antepone sentar las bases de un futuro, del Barça de dentro de dos años.

Ronald Koeman trabaja en esta línea, y sus decisiones le respaldan al dar minutos a los jóvenes. El juego y los resultados de las últimas semanas ayudan a que haya cierta tranquilidad.El técnico se ha ganado la confianza y además tiene que lidiar en un club en el que no hay gobierno y del que le toca hacer de portavoz.

UN CAMBIO

Uno tiene la sensación que el Barça ha ido a más desde el sorteo y el PSG a menos por lo que las fuerzas se presentan equilibradas. El equipo de Koeman venía de una mala racha en Liga, de perder contra la Juventus y dejar escarpar el primer puesto del grupo cuando fue emparejado con el PSG, líder en Francia y con todas sus estrellas disponibles. Llegados al partido, las armas están en todo lo alto porque el PSG ha cambiado el entrenador, ha perdido fuelle en la Liga francesa y no cuenta con dos de sus tres figuras en ataque. En este escenario, incluso puede llegar a ser algo más favorito el Barcelona. Y un buen resultado le permitiría afrontar con garantías la vuelta y, quizás, coger confianza para remontar al Sevilla o incluso recortar distancia al Atlético en la Liga. Por todo ello, este partido de ida es tan trascendente.

Con Pochettino, el PSG es diferente al que era. Quizás es más fuerte físicamente, con las consecuentes lesiones que supone apretar las tuercas, y con un doble pívote en el centro del campo cuando antes iba con un 4-3-3. Es un equipo más al estilo Pochettino. Asegurar en defensa para aprovechar el excepcional potencial ofensivo.

La ausencia de Di María y Neymar es importante porque uno es un referente en el juego entre líneas y el otro el crack en ataque. Es como si al Barça le quitas a Leo Messi. Pese al cambio de sistema, sigo creyendo que el PSG es vulnerable en defensa y el Barça puede aprovecharlo.