Al filo del alambre hasta dar un paso adelante

Setién no encontró el camino de la victoria en Bilbao

Setién no encontró el camino de la victoria en Bilbao / EFE

Albert Masnou

Albert Masnou

La mutación a la que se ha sometido el Barcelona desde la llegada de Quique Setién es significativa. El equipo empezó con tres defensas, luego se pasó a la defensa de cuatro cuando los propios jugadores vieron que, a estas alturas de curso y con esta plantilla, era imposible llevar a cabo una idea tan agresiva. Y el siguiente paso, el vivido en San Mamés, es el de quitar a un delantero para convertirlo en un cuarto centrocampista. Las necesidades mandan.

Este equipo no lo tiene fácil jugar con tres delanteros por una simple cuestión: Hoy por hoy, solo tiene a tres en la plantilla y ninguno que sea ‘especial’ en el Barcelona B. De ahí que el primero que subiera venga del juvenil A (Fati). Collado puede ayudar, pero no es un delantero nato. Que no entrara en la lista de ayer en la que solo hay tres delanteros es una invitación a entender que el dibujo de Bilbao no se va a mover en el Villamarín.

Esta posición en el campo va camino de perpetuarse con lo que la idea con la que llegó Quique Setién va a quedar en un baúl de los recuerdos. Sin embargo, como dice el propio entrenador, una cosa es el dibujo y la otra la idea. El dibujo puede cambiar; la idea debe mantenerse. Todo entrenador debe morir con su ideario y el equipo está obligado a cumplir con el guión. Con este dibujo actual, el equipo está más protegido y no tiene porque renunciar a sus otras dos premisas: La de presionar al rival después de perdida y la de tener la posesión del balón, aspectos que pueden permanecer en el diccionario de un Barça. En todo este cambio, se intuye que donde va a tener problemas el equipo es en la materialización del gol, en el último tiro, en el remate. Veremos si es así. Esperemos que no.

Otra vía de escape para dar descanso a los delanteros es la de conviertir a Sergi Roberto como carrilero, algo que probó contra el Leganés y que volvió a testar en San Mamés. Su caso es curioso porque este jugador inició la temporada con la idea de que sería centrocampistas. Así lo dijo el propio Valverde. Duró poco en esta posicisión porque, otra vez las exigencias, le devolvieron al lateral. Ahora, nuevas necesidades le llevan hasta el extremo. Tanta inestabilidad, tanto cambio, no acaban de ayudar al equipo que vive al filo de un alambre. Parece que no hay espacio entre el abismo y la redención.