Fiesta por todo lo alto en el Palau

El Barça trituró al Fenerbahçe

El Barça trituró al Fenerbahçe / JAVI FERRÁNDIZ

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Un espectáculo inigualable

Llegaba el Fenerbahce al Blaugrana con la etiqueta de equipo duro y muy sólido en defensa. Hasta Jasikevicius, en la previa, destacó el sacrificio y constancia del equipo turco en la parcela defensiva. A la hora de la verdad, tan sólo fue un espejismo ante el rodillo que imprimió el Barça, tanto en defensa como en ataque.

Desde el primer minuto los de Saras salieron enchufados, conscientes de que delante tenían a uno de los mejores equipos de la Euroliga. No obstante, la imagen que transmitió el Fenerbahce no fue la de un grupo sólido. Más bien se pareció a un conjunto anárquico, con pocas ideas, y una frágil mentalidad. Es verdad que pudieron echar en falta a De Colo, lesionado, pero ni con la portación del francés el correctivo hubiera sido diferente.

No olvidarán en mucho tiempo los turcos la pesadilla del Palau. Fue una auténtica fiesta blaugrana, lástima que no hubiera público, en la que todos los jugadores sumaron y se lo pasaron en grande. El Barça sigue creciendo. Poco a poco, el técnico blaugrana está inculcando a los suyos su manera de ver el juego.

Todo salió redondo

El partido perfecto. Las estadísticas fueron de escándalo. Hasta 16 triples anotó el Barça de seis jugadores diferentes. Dominio absoluto en el rebote, asistencias, y en el balance de balones recuperados y perdidos. Pero, sobre todo, los blaugranas llegaron a ese punto de excelencia en el que cualquier acción que intentaron, por descabellada que fuera, les salió bien. Una noche mágica, de esas que suceden de tanto en tanto, y que se recuerdan durante mucho tiempo.

El equipo ya ha adquirido unos automatismos importantes que le permiten mantener una brillante circulación de balón en ataque hasta encontrar al jugador en mejor disposición para anotar. Es un trabajo en el que se debe conjugar la paciencia, con la capacidad táctica para decidir la mejor opción y, sin duda, el acierto final. Ante el Fenerbahce vimos a un Barça excelso, capaz de sacrificarse y ser exigente detrás, a la vez que en ataque disfrutó y se lo pasó muy bien. Más no se puede pedir. Ahora cabe esperar que el equipo siga por este camino. Pocos rivales estarán a esta altura de juego.