Fichar bien, mal o regular marca cada año más diferencias

Lemar se queda con el 11 que hasta ahora poseía Correa

Lemar se queda con el 11 que hasta ahora poseía Correa / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Hoy toca hablar de la importancia que ha adquirido el verano en el futuro de los clubs de primer nivel. Los títulos se ganan en el mes de mayo, pero la base, los cimientos de una buena campaña, se construyen en julio y agosto. Cada vez es más determinante acertar en los nuevos fichajes, de la misma manera que hay que saber traspasar a tiempo a los jugadores que han cumplido un ciclo. Es tiempo de que las secretarías técnicas afinen su trabajo, perfilen una plantilla competitiva y respondan a las peticiones de los entrenadores. Más allá de rumores y especulaciones, lo cierto es que la clave de lo que pasará durante la temporada se está cocinando ahora, solo quedan once días para que se cierre el mercado de fichajes.

La diferencia entre fichar bien, mal o regular cada año marca más diferencias. Los aciertos potencian al equipo mientras que los errores suelen ser lastres irreparables. Aunque el balance definitivo no se puede hacer hasta final de temporada en función de los objetivos logrados, ya tenemos una primera impresión de cómo están trabajando los clubs punteros. El Atlético de Madrid da la sensación de que es el club que mejor se ha reforzado con el mérito añadido de no perder ningún jugador clave. El Real Madrid, con la marcha precipitada de Cristiano Ronaldo y Zidane, parece sumergido en un desconcierto notable, incapaz de reforzar la plantilla como desea Lopetegui y, lo que es más grave, ha perdido los 40 goles del portugués sin recambio a la vista. El Barça se ha quedado a mitad de camino, le ha fallado el Plan A y ha tenido que contentarse con el Plan B que ofrece luces y sombras.

La marcha de Iniesta ha dejado un vacío y el ‘no’ de Griezmann es un fiasco difícil de olvidar.

En el Atlético se nota la fuerza del Cholo Simeone, su palabra es la ley y están haciendo una plantilla a su medida. La final de la Champions del 2019 es en el Wanda Metropolitano y todos los tiros apuntan en esta dirección. Han conseguido evitar la fuga de Griezmann. Han conservado un gran portero como es Oblak. Han renovado a Godín que es uno de los mejores centrales del mundo. Confían en que Diego Costa recupere todo su esplendor y han acertado con los fichajes de jugadores físicos como pedía el técnico argentino. Por primera vez el Atlético no es inferior al Real Madrid como se ha demostrado en la Supercopa. Simeone tiene una plantilla muy competitiva que va a dar mucha guerra. Que nadie lo dude.

Por el contrario, en el Madrid parece que han perdido los papeles. Florentino está desconocido, en plena depresión. Sabe que tiene un equipo inferior al año pasado y no encuentra soluciones ya que sigue soñando con Neymar. Lopetegui lo tiene crudo, el palo de perder la Supercopa le pasa factura y los refuerzos que desea están en el aire. Comienza la Liga con demasiadas dudas y muchos nervios. Le quedan diez días para fichar y las urgencias suelen ser malas compañeras. Ahora se entiende la marcha de Zidane, fue el primero en ver que la plantilla necesitaba una renovación a fondo por mucho que Florentino confíe en Isco y Marco Asensio.

En Can Barça las cosas se han hecho mejor que el pasado verano pero sin alcanzar los objetivos deseados. Cuando te fallan los primeros objetivos, Griezmann, Rabiot o De Jong, hay que conformarse con el Plan B, que no garantiza la titularidad. Lenglet es un central con futuro que puede aprender rápido al lado de Piqué y Umtiti. Arthur tiene que mejorar mucho para parecerse a Xavi, tiene buena técnica pero abusa del pase horizontal. Malcom está bien como revulsivo para Dembélé. Arturo Vidal viene como sustituto de Paulinho para aportar fuerza y agresividad al centro del campo. No se puede decir que el Barça haya fichado mal como el año de André Gomes y compañía, pero es evidente que la base del equipo titular sigue siendo la misma de la pasada temporada.