El fichaje del verano se llama Dani Olmo

Dani Olmo, ante Italia

Dani Olmo, ante Italia / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

La historia de éxito de Dani Olmo tiene algunas particularidades que la hacen especial. Aterrizó de niño en La Masia procedente del Terrassa y del Espanyol, fue tutelado por muchos técnicos como Fran Sánchez, Franc Artiga y Quique Álvarez, y cuando se preparaba para el momento decisivo decidió irse cuando debía empezar con el juvenil B que en aquel 2014 entrenaba García Pimienta.

Es decir, que el club creía en él pero no lo suficiente como para ponerlo en un ‘A’. Quizás por ello aceptó de inmediato la oferta del Dinamo de Zagreb, que le ofreció un plan de carrera integral, y empezó enseguida a aparecer el primer equipo, en el que se convirtió en su mejor jugador en poco más de dos años. Tenía que llegar el segundo salto pero tampoco escogió lo obvio: en lugar de la Liga o la Premier, escogió el Leipzig, un equipo medio de la Bundesliga, porque le sedujo el proyecto, y los hechos le volvieron a dar la razón: el equipo entrenado por el codiciado Nagelsmann alcanzó contra todo pronóstico las semifinales en la pasada edición de la Champions.

En esta Eurocopa, Dani Olmo, catapultado por la confianza de Luis Enrique, ha dado el salto definitivo a la élite del fútbol, con actuaciones asombrosas como la de las semifinales contra Italia, en donde hizo una exhibición de polivalencia, desborde y visión. El fútbol de Olmo refleja fielmente su trayectoria: es a la vez un estilista y un trabajador, un goleador y un extraordinario pasador, un delantero y un centrocampista. Frente a Italia. Luis Enrique lo volvió a poner en la posición de falso delantero centro en la que había jugado de niño, y sus fabulosos movimientos entre líneas dejaron aturdida a Italia durante toda la primera mitad. Ni siquiera el penalti que falló puede emborronar su grandiosa Eurocopa. Lo que es indudable es que Dani Olmo ha eclosionado y que la vía hacia el éxito que ha escogido a lo largo de si carrera es, vista en perspectiva, tan poco convencional como inteligente.

Llegados a este punto, Dani Olmo puede dar el salto definitivo, y no parece que haya un ecosistema mejor que el del Barça (donde se formó) para que pueda expresar todo su talento. Evidentemente se lo van a disputar los grandes de Europa, pero nadie le puede ofrecer, como el Barça, un dulce regreso a casa, en donde compartiría vestuario con sus queridos Pedri y Eric Garcia, otro que vuelve a casa. Todos sabemos que hay muy poco dinero en la caja y que la prioridad del club es ahora mismo aligerar la masa salarial, pero puestos a hacer locuras, que sean por Dani Olmo. Mucho mejor que el mediático Haaland y evidentemente que el fallido Wijnaldum, el fichaje del verano puede ser sin duda el de Olmo. Es una operación económicamente difícil, pero Olmo ha demostrado a lo largo de su carrera que su prioridad no es hacerse rico sino que le seduzca un buen proyecto deportivo. Al menos hay que intentarlo.

Orgullo Barça

Con un mensaje directo en las redes sociales, el Barça ya fue el club que mejor y más rápido reaccionó a la vergonzosa prohibición de la UEFA a la bandera LGTBI en el Alemania-Hungría de esta Eurocopa. Con el terrible asesinato de Samuel volvió a ser rápido y envió a la vicepresidenta Elena Fort a representar al club en la manifestación de repulsa. Ser un club con tolerancia cero a las agresiones homófobas refuerza la marca Barça a nivel global.

Un conflicto evitable

Que las redes sociales son peligrosas lo sabemos todos. Griezmann y Dembélé lo han vuelto a comprobar: un vídeo desafortunado del 2019 en el que presuntamente bromeaban sobre el aspecto asiático de un grupo de gente le ha costado al club una severa reprimenda pública de Hiroshi Mikitani, CEO de Rakuten. Dos de los tres futbolistas más caros de la historia del Barça han conseguido enfadar a una de las principales fuentes de ingresos del club. De traca.