A falta de fichajes, De Jong y resultadismo

De Jong empuja sobre la línea el gol del Barça

De Jong empuja sobre la línea el gol del Barça / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Otro partido que no entusiasmó a nadie. Otra victoria de mínimos, sin brillo ni espectáculo, con un juego muy alejado de lo que hay que exigirle al Barça. Pero es que con una plantilla descompensada y justita de efectivos tras las lesiones, sin los fichajes que se necesitaban en verano y que tampoco vendrán en invierno, a lo máximo que se puede aspirar es a ser resultadistas y sumar puntos como sea. Y si a todo eso, Messi está sancionado, pues toca valorar esta victoria como se hacía muchos años atrás, en los años de plomo que los más jóvenes no conocen pero que existir, existieron.

Mientras llega un nuevo presidente, se va el maldito Covid y se recuperan las arcas del club, habrá que acostumbrarse a eso. En estas circunstancias adversas, Koeman ha apostado por ser práctico. En Elche se vio que la consigna era no correr riesgos, tener el balón, presionar, eso sí, al contrario y, sobre todo, no rifar la pelota en acciones divididas. Y así sucedió, aunque también hubo la cagadita de turno que Ter Stegen tuvo que solucionar con un paradón de los suyos. 

ESPERANZAS. Aún así, hay motivos para la esperanza. Koeman ha reaccionado, corregido ideas y ajustado sistemas. El doble pivote ya es historia y el 4-3-3 ha devuelto un mínimo de consistencia al equipo, especialmente al centro del campo, donde Busquets hace de Busquets, De Jong, de Rakitic y Pedri, de Iniesta, salvando todas las distancias de la comparación, por supuesto. Si a ello unimos que Messi puede hacer de Messi y, en ocasiones también de Xavi, pues hay una esperanza a la que agarrarse. Ténue esperanza, sí, pero en estos tiempos difíciles, algo es algo.

De momento, lo que está claro es que De Jong ha dado el paso al frente que se le exigía. Ahora conduce, cubre terreno y llega al remate. Ayer, gol y gran jugada y asistencia para Riqui, otra luz a la que seguir. Ya sé que no es mucho, pero si la afición no entiende que, sin un euro en caja y, por lo tanto, sin fichajes, toca adaptarse al resultadismo, lo va a pasar muy mal. Esperemos que sea por poco tiempo, pero es lo que toca ahora. Eso y agarrarse a las esperanzas que vayan surgiendo.