El extravío de Arthur

Arthur quiere volver contra el Madrid

Arthur quiere volver contra el Madrid / EFE

Jordi Costa

Jordi Costa

Hay futbolistas desaparecidos a los que ya nadie espera como Coutinho y otros como Malcom de los que nadie esperaba mucho y que reclaman protagonismo cuando pueden. Y enmedio de estos dos estados se halla Arthur, que anda extraviado desde hace semanas sin que se sepa si el motivo es físico, futbolístico o extradeportivo. 

Entre todos, y especialmente quienes consideramos que el centro del campo del Barça debe pesar mucho más de lo que ha pesado en los últimos años, convertimos al brasileño en el jugador revelación a toda velocidad. Y es que su impacto en el juego del equipo se hizo notar en cuanto Valverde apostó por él como titular habitual. Con él en el campo, llegaron las mejores actuaciones del curso y, sin él, daba la impresión de que no había manera de mantener los partidos bajo control.

El caso es que, tras la lesión muscular que sufrió a inicios de febrero, no hemos vuelto a tener noticias suyas. Ha habido partidos contra defensas cerradas, el último frente al Espanyol, en los que se ha evidenciado que no basta con que a un centrocampista no le queme el balón. Arthur lo quiere pero parece que necesita espacio. Destaca rompiendo líneas para trasladar el juego a terreno rival cuando este presiona alto, pero le cuesta jugar a pocos toques y, por lo tanto, imprimir ritmo a la circulación del balón ante defensas cerradas. 

Ayer en Villarreal, esta vez con espacios en el marco de un partido loco de ida y vuelta, Arthur tampoco fue transcendente. Ni siquiera supo hacerse grande cuando el Barça se puso en clara ventaja y lo que se imponía era frenar la inercia con posesiones largas. Hasta el punto que, cuando fue sustituido, no lo fue por una cuestión física sinó porque estaba desaparecido. Por supuesto, hay que seguir apostando por él y darle el tiempo necesario para potenciar esos aspectos de su juego que le asemejan a Xavi, pero es obvio que las comparaciones fueron precipitadas, fundamentalmente porque le estamos pidiendo a un chico recién llegado de 22 años que haga lo que hacía Xavi con 28. Seguramente, nos traicionó, nos traiciona, el deseo de recuperar aquel secuestro del balón que el Barça se dejó por el camino.

Probablemente le esté pesando aquello que en la NBA se conoce como el 'rookie wall', una especie de frenazo que afecta a los novatos mediada su primera temporada. Pero, del mismo modo que elogiamos su impacto en el equipo, es necesario señalar su desaparición. Más que nada porque el equipo no se la puede permitir.