¿Cómo explicaremos el Barça de Guardiola a las nuevas generaciones?

En Islandia uno corre el riesgo de terminar mareado con tanto stendhalazo. En Islandia uno se pasa todo el viaje haciendo fotos y diciendo que ninguna le hace justicia. Con Islandia uno termina haciendo proselitismo como si fuera pariente de Björk o impugnando cualquier comentario que venga de alguien que no ha estado allí.

El que cuenta el viaje disfruta de marcar distancias y un público entregado. El que lo escucha, de imaginar lo que aún no ha sido (o nunca será). Uno goza de su exclusividad, el otro de fantasear con las expectativas. 

Con el fútbol ocurre algo parecido. Si dices que los vídeos de Pelé no son para tanto, siempre hay alguien que proclama que no le hacen justicia, que había que verlo en directo, que con quién has empatado tú para hablar así del puto Pelé. Pocas veces las limitaciones del lenguaje se hacen tan patentes como para explicar algo tan privado como la experiencia estética. 

Sobre esta cuestión. Sobre la belleza que nos abruma, golpea o emociona, me apunté esta frase de la escritora María Gainza: “¿No son todas las buenas obras pequeños espejos? ¿Acaso una buena obra no transforma la pregunta ‘qué está pasando’ en ‘qué me está pasando’?”.

Pienso en Messi o el Barça de Guardiola y en cómo se explicarán a las siguientes generaciones. En sí también ellos pensarán que no era para tanto cuando vean sus 'highlights' o documentales como este ‘Take The Ball Pass The Ball’.

En si seré uno de esos tipos que les corregirá que ninguno como Messi, que el fútbol moderno apesta y que el viejo Camp Nou era otra cosa. Espero no ser esa persona y abrazar los nuevos tiempos con dignidad. Espero no dar la turra o ser un coñazo con el mejor Barça de la historia. Para estos casos -para entender lo que fue- lo mejor será ver y escuchar a sus protagonistas. 

Como en este documental dirigido por Duncan McMath. Un largometraje que logra lo más difícil: que el futbolista aparque el piloto automático, salga de su coraza y transmita. Solo así era posible rascar la intimidad del Barça de Guardiola y hacer un retrato tan complejo como el propio juego de ese equipo.

¿Y a qué jugaba, qué lo hacía especial?

Si nos pusiéramos técnicos, tendríamos que hablar de juego de posición y no del manido tiki-taka, un concepto que infantilizó la idea de pasarse el balón. Pero nadie lo resumió mejor que Dani Alves en este largometraje: “Una mezcla de cine, ballet y hacer el amor”. 

Que el brasileño hable sin filtros no es ninguna novedad. Pero, sí, que lo hagan tipos como Valdés, Busquets, Henry o Abidal. Y aquí vemos grandes campeones reconocer dudas y temores. 

Graham Hunter, que participó como guionista, lo explica así. “Pensamos en los futbolistas como si fueran juguetes que salen del armario a jugar ¡Y una mierda! No son los juguetes de Toy Story. Sufren. Tienen ideas. ¿Lo hice bien? ¿Qué piensa el míster de mí? ¿Debo cambiar de club? Coño, mi hijo está enfermo. Interpretamos a los futbolistas como si no fueran humanos”.

Pero es que durante un tiempo esos tipos parecían extraterrestres. Ver al Barça se convirtió en un evento social. Todo el mundo quería sentirse parte de aquello por el disfrute y por cómo jugaban.

Aquel equipo te recordaba por qué nos metimos en esto. Aquel Barça te recordaba que el fútbol es de las poquitas cosas que pueden liberarte de la vida cotidiana al menos 90 minutos. 

El Madrid de Lorenzo Sanz (Movistar+)

Lorenzo Sanz falleció el pasado 21 de marzo de 2020 por coronavirus. Una fecha aún muy reciente, y por lo tanto, un contexto que complica este tipo de productos que tratan de recordar una figura. En primer lugar porque el paso de los años facilita una aproximación que vaya más allá de resaltar los logros del protagonista. 

Aquí lo que encontramos es, sobre todo, un pequeño homenaje que pasa de puntillas por los asuntos más controvertidos de su presidencia como algunas irregularidades económicas o la salida de Camacho.

Entre los aspectos más interesantes está el enfoque de la relación son sus hijos, el testimonio de los jugadores o la aproximación a su esfera privada.