Euro Visión

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WHRHT / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Pensé que no lo vería nunca, lo confieso. Cuando el próximo 1 de junio cumpla 34 años ejerciendo esta bendita profesión, seguro que cuando eche la vista atrás recordaré la primera entrevista que le hice a María Teresa Andreu en papel y en blanco y negro. Ella fue portera, entrenadora y directiva de las federaciones catalana y española de fútbol y lo fue también del Barça. La segunda, 55 años después de ‘La Sagi’. A mi lado, otra cancerbera azulgrana, Laura Ràfols, emocionada y nerviosa vistiendo la camiseta de su compañera titular ayer, Sandra Paños.

Pensé que no lo vería nunca, confieso de nuevo. Tres mujeres, tres futbolistas y una final de la Champions. Todas cerca de mí. Creo que para Andreu lo de menos era ganar o perder. Ella se tenía que pagar las botas, conciliar trabajo y familia además  aguantar y luchar contra el machismo. Ni el colectivo femenino la apoyaba. 

Ràfols se retiró hace un año. 13 temporadas en el Barça. Media vida bajo los palos vistiendo un uniforme que no tuvo que pagarse como su veterana compañera. Tampoco fue fácil, pero su mirada llegaba más allá del deporte amateur. No supo hasta el final de su carrera lo que era protagonizar una portada en un medio de comunicación, como fue en SPORT. Ese día se frotó los ojos y leyó entre líneas que se habían ganado un espacio por derecho propio y por otro que es real aunque se practica bastante menos, el de la igualdad.

Su compañera Sandra Paños, a la que animaba constantemente desde la grada, fue la que firmó la página de la historia. La de un club de fútbol femenino español que por primera vez disputa una final de la Champions. Ella, seguro, encajó fatal la derrota. Para la mayoría y sin distinguir colores -excepto para algunos que aprovecharon para hacer sangre cuando en su blanco club ni siquiera tienen esta sección-, ver al Barça Femení en Budapest ya era un triunfo. Que se lo pregunten a María Teresa Andreu. O a mí, que no atisbábamos ni de lejos esta Euro Visión