Esto vuelve a ir de tridente

Dembélé se suma al tridente culé

Dembélé se suma al tridente culé / sport

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Si una cosa ha quedado clara en este inicio de temporada, es que Valverde se ha convertido al 4-3-3 después de los vaivenes tácticos de la pasada campaña, consecuencia de las lesiones de Dembélé y el fiasco que significó Deulofeu. No cabe duda de que el regreso a la fórmula tridente ha sido acogido con satisfacción por los aficionados y los gurús/puristas barcelonistas.

En Can Barça se es mucho de tridentes, entre otras cosas porque se considera fundamental en el ADN futbolístico propio de la entidad y desde la irrupción de Messi han dado muchas alegrías. Ahí es nada un Messi/Ronaldinho/Henry o un Messi/Eto’o/Henry o Ronaldinho, pasando por Pedro/Messi/Ibrahimovich y Pedro/Messi/Villa hasta que la fórmula del falso “9” desvirtuó lo que podríamos llamar tridente clásico. Y es que consideraciones posicionales al margen, para que un tridente sea un tridente se necesita un “9” de verdad. Por eso, ninguno como el Messi/Suárez/Neymar. 

CON LA BENDICIÓN DE MESSI

Tanto nos entusiasmó este tridente que pronto lo bautizamos: ¡la MSN!, una bomba futbolística y mediática. Pero cuando se fugó la N, el concepto tridente, y con él el 4-3-3, entró en cuestión. Valverde lo trampeó en su primer año con notable acierto pero ahora está decidido abrazar el ADN Barça. El nombre clave es Dembélé. Podía el entrenador formar un tridente muy mediático con Messi/Suárez/Coutinho, pero sería un poco como hacerse trampas al solitario. Coutinho no es extremo ni atacante puro, así que apuesta al todo o nada: Dembélé.

Valverde fue extremo y conoce mejor que nadie las bondades de contar con una bala que abra el campo. Ha sido una opción valiente, le ha dado confianza y la calidad del francés ha hecho el resto. Y así, Ousmane ya ha marcado cinco goles en seis partidos... ¡uno más que en los 18 que jugó la pasada temporada! Con todo, lo más importante es que tiene la bendición de Messi, y también la de Suárez, aunque no es lo mismo, que se benefician de su capacidad para desequilibrar las defensas contrarias. La MSD ofrece buenas sensaciones, ha llegado para quedarse.