El Barça resucita... para acabar sufriendo

Los jugadores del Barça celebran el gol de De Jong

Los jugadores del Barça celebran el gol de De Jong / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Este Barça está muy vivo. Y lo demostró con una difícil victoria ante la Real Sociedad que le permitió subirse al tren de la Liga. La mejor versión del equipo blaugrana apareció en el momento oportuno: se disiparon muchos de los fantasmas que se habían instalado en el Camp Nou tras los últimos resultados y, sobre todo, tras el pobre juego exhibido. 

El Barça que superó al líder ofreció un buen espectáculo futbolístico, especialmente en la primera parte, aunque siguió evidenciando una alarmante falta de efectividad en ataque que le hizo sufrir demasiado en los últimos minutos de partido.  De hecho, los protagonistas de la primera remontada de la temporada (marcó primero la Real Sociedad) fueron dos no habituales en las lides goleadoras como Jordi Alba y De Jong.

Ni siquiera Messi, que sigue persiguiendo el récord de Pelé (está a solo un tanto de igualar los 643 que marcó O'Rei con el Santos), estuvo en esta ocasión acertado en el remate. Por no hablar de la mala fortuna que persigue a Griezmann, que tuvo media docena de ocasiones pero solo consiguió enviar un balón al larguero. El francés, desesperado ante su impotencia, acabó siendo sustituido cuando faltaba casi media hora para que acabara el encuentro. Un mal síntoma, sin duda...

Pero el juego coral fue, esta vez, suficiente para superar a una Real Sociedad que llegaba al Camp Nou líder de la Liga por primera vez. Una posición privilegiada, producto de su gran inicio de temporada, que contrastaba con su triste historial en el estadio blaugrana: los donostiarras llevaban, hasta ayer, 25 años sin puntuar en territorio blaugrana y casi 30 sin ganar. Su último triunfo fue el 20 de mayo de 1991 (1-3), con Koeman, ahora entrenador del Barça, como testigo de la derrota.

Anoche siguió la pésima racha de la Real Sociedad gracias a un Barça que se reencontró con su estilo, al que nunca debería renunciar. Una vez más quedó demostrado que es el mejor (¿el único?) camino hacia el triunfo y los títulos. Ahora solo queda recuperar el olfato de gol. Un pequeño detalle insignificante...