Esta Navidad tampoco es blanca

Valverde , con Zidane

Valverde , con Zidane / AFP

Carme Barceló

Carme Barceló

El coro de plañideras del Real Madrid sigue afinando las voces. No hay medio de comunicación nacional que no haya incorporado el villancico del VAR en sus editoriales. ¡Qué espanto!, de verdad. Desafinan como siempre. Casi tanto como la delantera merengue, que lleva 180 minutos sin marcar un gol. Los tres palos del último partido ante el Athlétic los leen como una maldición gitana mientras valoran el 0-0 conseguido en el Camp Nou como una previa de la final de la Champions. Un baño, dijeron. 

Esta Navidad tampoco es blanca. Hace algo más de un año, el Realísimo se fue a su casa con una ‘manita’ blaugrana y con Messi en la grada. Hace dos, un 23 de diciembre vencía el Barça en el Bernabéu con un contundente 0-3 y con Zidane dirigiendo el cotarro. Y este 2019 nos comemos los turrones con uno de los entrenadores más cuestionados, Ernesto Valverde, que sigue al mando del líder una Navidad más. Que su equipo despierta dudas, no enamora, no engancha y no agota las existencias de baberos, es una realidad. Que cumple objetivos, hace los deberes, es efectivo, tiene una columna vertebral -léase Ter Stegen, Piqué, Busquets y Messi- que sostiene al bloque con días mejores y peores y que el tridente que tiene delante da pánico nada más verlo escrito en una pizarra, es otra verdad tan real como la primera. 

Con la clasificación delante y todos los detalles que la completan, el Barça es el líder de la Liga española a dos puntos de su inmediato seguidor. El ‘qué’ ya lo tienen. El ‘cuándo’, también. El ‘cómo’ es ese menú tradicional navideño, el de siempre, que sabe a gloria pero al que no acompañan los platos secundarios. Que no ha ido nadie a La Boqueria a comprar, vaya. Como ya tenemos el The Best que cocina el de siempre y sabe a gloria bendita, si los aperitivos son de marca blanca tampoco pasa nada. Con Messi bendiciendo la mesa, no hay navidades blancas. Y eso, para muchos, ya es suficiente.