La (esperada) sociedad Memphis - Griezmann

Memphis celebra su gol ante el Stuttgart con Griezmann y Riqui Puig

Memphis celebra su gol ante el Stuttgart con Griezmann y Riqui Puig / AFP

Xavi Torres

Xavi Torres

El Barcelona debe mejorar pensando en el balón y olvidándose de Messi. Y también, dejando de lado sus complejos. No sirve de nada blanquear la actuación ante el Athletic Club apoyándose en el empate del Real Madrid en el campo del Levante ni tampoco excusarse ante las bajas del equipo. El Barça, a pesar de toda la movida del verano, tiene mimbres suficientes para hacer feliz a sus aficionados. Tal vez no tenga líderes indiscutibles sobre el césped pero para avanzar deberá exhibir ambición y personalidad, aspectos que apenas se detectaron en Bilbao.

No es sencillo hacer evolucionar este equipo tras un trauma como el que ha vivido. No hay un manual infalible que ayude a técnicos y futbolistas aunque quizás volver a los orígenes sería una buena estrategia. No parece que Ronald Koeman vaya por ahí así que, quizás, solo quizás, la solución pase por la activación de pequeñas sociedades que vayan aumentando poco a poco el nivel del equipo a base de buenos rendimientos particulares. Hoy debatimos sobre Memphis y Griezmann.

Sobre el holandés, sensaciones iniciales muy positivas. Sus jugadas individuales ilusionan (en San Mamés, minuto 6, sobre la línea de fondo, con ocasión de Braithwaite, y 69', superando a Vivian en un reverso eléctrico, sin remate final) y su gol (75') fue espectacular. Si hubiera marcado el 1-2 en el segundo uno contra uno (86') que tuvo, hoy ya sería un ídolo. Sobre el francés, más tímido que su compañero, estuvo a punto de marcar en el 74, después de que De Jong rematara con calidad al larguero.

Pero atención. Es verdad que La Catedral no es un campo cualquiera y que sería un error hacer teorías tras apenas dos jornadas de Liga. Sin embargo, haría bien Koeman en intervenir en algo que, futbolísticamente, debería acompañar al sentido común del equipo: los buenos futbolistas, cuanto más jueguen entre ellos, mejor. A pesar del interés inicial -así lo pareció en la pretemporada- Memphis y Griezmann solo combinaron en seis ocasiones en todo el partido, de las cuales solo dos -minutos 15 y 16- sirvieron para crear cierto peligro. Su libertad -la de ambos- es permitida y fomentada por el entrenador así que habrá que apelar a los mecanismos del equipo y, sobre todo, a sus lecturas individuales de juego para encontrarse y rendir. Veremos si lo logran. El sábado, ambos jugaron desconectados entre sí y durante muchos minutos, también del resto del equipo -apenas 40 intervenciones cada uno en 90 minutos- (datos Carles Doménech). De momento, no hay sociedad pero es evidente que el seguidor del Barça la está esperando.

Estas cuestiones tan evidentes no siempre son fáciles de conseguir. Uno recuerda el Barcelona del Tata Martino -2013-14-, por ejemplo, en que Messi y Neymar se pasaron el año tan alejados el uno del otro que apenas se encontraron. Terrible, ¿no? Que la historia sirva para algo.