Especialista en cambios de ciclo

Luis Enrique apuesta por Ceballos ante Croacia

Luis Enrique apuesta por Ceballos ante Croacia / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Nadie podrá negar a Luis Enrique el impacto que ha tenido su debut al frente de la selección española. Una selección prácticamente nueva, hecha a su imagen y semejanza, ha pulverizado la crisis con la que salió del Mundial con apenas una semana de entrenamientos. La transformación es brutal, un cambio de ciclo en toda regla. No es exagerado afirmar que estamos ante un técnico especialista en cambios de ciclo, entre otras cosas, porque cuando un equipo presenta síntomas inequívocos de agotamiento físico y mental, bien sea por la edad o la actitud, o peor aún, por ambas cosas a la vez, no valen gestiones contemporizadoras. Hace falta determinación, carácter y convicción. Luis Enrique tiene las tres cosas y ese carácter que en tantas ocasiones hemos criticado, en estas circunstancias especiales es una virtud, una gran virtud. Lo fue con el Barça post-Martino del 2014 y lo es ahora con la selección. Ambos casos exigían una profunda renovación, en el Barça se habían acabado Puyol y Xavi y en el caso actual de La Roja, Piqué e Iniesta habían dicho basta. Y además, como en todos los grupos, los clanes y el reparto de poderes en el vestuario acaban marcando siempre el destino. Y huelga decir que en la selección había mutado peligrosamente. Tanto, que en el momento en que Lopetegui saltó, se rompieron todos los códigos al sentirse heridos los pesos pesados por no haber podido mantener al entrenador que precisamente acababan de enchufar en el Madrid. Se requería bisturí.

LA EXPERIENCIA CON MESSI. Bien, ya estamos situados. Primera lista y mayor visualización del cambio de ciclo, imposible. De la época triunfal solo quedan quedan los dos Sergios, Ramos y Busquets, más el sorprendente retorno de Albiol. Cierto que Iniesta y Piqué se le han ido, pero a Alba, Koke y Reina los ha echado él. Lo dicho, decisiones drásticas, sin miedo a las críticas, y en este punto nuevamente hay que incidir en su carácter: si algún entrenador hay al que le resbalen las críticas y la prensa, este es Luis Enrique. De nuevo, lo que habitualmente puede ser un problema, en este caso es una ventaja. A la hora de aplicar terapia de choque, no hay tiempo para estar pendiente del qué dirán. Pero hay más: la gestión del vestuario. Obsérvese que ha puesto especial énfasis en su relación con Sergio Ramos, y eso que por los madriles filtraban que Rubiales le había encargado mano dura con el central madridista. Si es así, que podría ser, el presidente de la Federación ha pinchado en hueso. ¡Bueno es Luis Enrique para que le digan lo que tiene que hacer! Y como Sergio Ramos puede ser todo lo vehemente que ustedes quieran pero no tiene un pelo de tonto, aflojará y acabarán llevándose bien. Ayudará, sin duda, el hecho de que no tengan que verse las caras cada día. Y sobre todo, debería ser determinante la experiencia que Lucho tuvo con Messi en el Barça. Allí, el que tuvo que aflojar fue él, básicamente porque si Messi te da la espalda, eres hombre muerto. Sergio es más prescindible en la selección y por eso no llegará la sangre al río; es más, ni siquiera habrá sangre, pero lo que aprendió Luis Enrique con Messi lo tiene grabado a fuego: la mano dura no sirve para aquellos que son los mejores y no maniobran a tus espaldas. Así que si Sergio Ramos va de cara, no habrá problema. Por lo menos de momento, que el desgaste ya llegará. Pero ahora mismo, ‘míster cambio de ciclo’ lo tiene todo controlado. Nadie mejor 

que él para cambiar en todo menos en el color a La Roja. Ya lo verán.