España necesita tranquilidad

Luis Enrique, contento con la selección

Luis Enrique, contento con la selección / AFP

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

Si desde España nos fijamos en los atacantes que en los últimos años han marcado la diferencia, son todos extranjeros: Messi, Cristiano o Suárez, por poner tres ejemplos. En la selección española, ese papel le ha correspondido a Álvaro Morata, pero a los delanteros españoles no les ha resultado fácil tener presencia en equipos grandes de la élite europea.

Y un ‘nueve’ franquicia marca las diferencias en cualquier combinado nacional. Está claro que a España le falta algo, pero tampoco es cuestión de volverse locos. A veces toca asumir este tipo de rachas, como también se celebró en su momento a La Roja triunfadora. 

Ahora es necesario afrontar con tranquilidad esta transición. Lo importante es que la selección siga siendo un equipo dominador y con carácter, que sepa jugar abierto, pero también juntar líneas y sufrir cuando corresponda. Y Luis Enrique es el entrenador adecuado para ese giro, está haciendo lo que tiene que hacer en este momento de probaturas, porque tiene capacidad para decidir cambios sin que le tiemble el pulso. Hace ocho años era más fácil ser seleccionador en el momento cumbre de La Roja. 

La selección holandesa también ha pasado por su particular cambio generacional, precisamente de la mano de Ronald Koeman y con un ánimo más necesitado por la falta de triunfos y la ausencia en grandes torneos. La Oranje ha logrado armar un buen medio campo comandado por Frenkie de Jong y una defensa de garantías con De Ligt y Van Dijk, ahora lesionado.

Pero Holanda también sigue esperando a su delantero de referencia años después de haber disfrutado de Huntelaar o Van Nistelrooy, cuando incluso se permitía el lujo de debatir qué 9 debía entrar en casa convocatoria. Ahora tiene que esperar a que una promesa como Donyell Malen, del PSV Eindhoven, dé el paso para asumir los galones del ataque holandés. 

Lo importante en este tipo de cambios es saber mezclar a los veteranos que lleven a los jóvenes de la mano. Es el caso de Sergio Ramos. A cualquier profesional le hubiera gustado firmar los 25 penaltis consecutivos que ha marcado. Ahora resulta demasiado simple y oportunista criticarle por fallar dos penas máximas contra Suiza, cuando ha mostrado suficiente calidad y puede ejercer de líder necesario para ayudar a los nuevos integrantes de la selección.  

Vivimos un tiempo atípico de selecciones, como ocurre en el fútbol doméstico. La acumulación de tres partidos en diez días no es ideal. Entiendo que los jugadores se quejen del desgaste que supone esta acumulación de compromisos internacionales en medio de un calendario apretado con campeonatos de liga y europeos, pero también hay que comprender a las selecciones, que asumieron el sacrificio de ver parones y torneos cancelados por la pandemia.

Los entrenadores necesitan partidos para rearmar a sus equipos y las federaciones, ingresos televisivos. Como contraprestación, los equipos pueden hacer más cambios en los partidos. El escenario ideal no existe en esta crisis sanitaria. Todos tienen que poner de su parte. 

ME GUSTA

La celebración del Holanda vs España en el Johan Cruyff Arena. Era un encuentro con un valor sentimental añadido. Se enfrentaban el país de origen y el país adoptivo de mi padre y siempre supone un motivo de orgullo el cariño con el que se trata su legado en este tipo de ocasiones. La única pena fue no tener público en la grada, queda esa asignatura pendiente. 

NO ME GUSTA

El sufrimiento del fútbol no profesional. La ausencia o la presencia de público dependiendo de las restricciones de cada comunidad autónoma por el Covd-19 está sometiendo a clubes de Segunda B y Tercera a una incertidumbre añadida a su ya resentida economía, muy dependiente la taquilla. Por eso entiendo que hayan dado el paso de pedir al Gobierno que autorice la asistencia de público con las medidas oportunas.