Escenario peligroso para el Barcelona

Koeman sentado en el banquillo del Estadio de la Cerámica

Koeman sentado en el banquillo del Estadio de la Cerámica / AFP

Albert Masnou

Albert Masnou

A falta de tres semanas para la conclusión de la Liga, la competición llega a una encrucijada peligrosa para el FC Barcelona. Mérito inmenso de haberse recuperado tras un mal inicio y presentarse a las últimas jornadas con opciones al título. La reacción del equipo de Koeman merece un reconocimiento aunque no rendirse debe ser intrínseco al escudo y a la historia del club. Sin embargo, lamentable fue la derrota contra el Granada que le deja en un escenario muy peligroso porque el equipo se encuentra con la obligación de ganar al Atlético y, de lograr su propósito, podría servirle en bandeja el título de Liga al Madrid. Sería de juzgado de guardia que el Barça le diera el título al equipo de Zidane, hoy muerto tras el KO europeo. El fútbol tiene caprichos y éste es rebuscado. El Barça cometió un error de bulto el pasado fin de semana y ahora está al borde del precipicio, con la posibilidad de pagar un alto precio que costaría el puesto a más de uno. Y todas las miradas apuntan a Koeman.

El escenario es especialmente peligro por la designación de Mateu Lahoz como colegiado del encuentro, el mismo que le birló al Barça la Liga de Tata Martino en ese encuentro también contra el Atlético de Madrid, y la presencia de Martínez Munuera en la sala del VAR también ha hecho saltar las alarmas en el FC Barcelona. Peligro en los árbitros, peligro en las consecuencias del partido y peligro en el campo donde la presencia de Luis Suárez es una amenaza en toda regla. Es la primera vez que jugará en el Camp Nou de visitante y tiene una serie de cuentas pendientes abiertas con el club azulgrana por la forma en que salió. A Suárez le paga parte de su salario el Barcelona lo que suma aún más morbo a un partido que es una final de Liga. Al Barça no le queda otra que salir a ganar, olvidarse de las consecuencias y esperar que luego el Sevilla derrote al Madrid en su campo. El Barça necesita una carambola pero no puede renunciar a soñar en ella.