Ernesto Valverde y lecciones de vestuario

Valverde y Messi, en su etapa en el Barça

Valverde y Messi, en su etapa en el Barça / EFE

Guillem Balagué

Guillem Balagué

En el Golden Coach Congress telemático organizado por Aitor Karanka, Ernesto Valverde se detuvo a charlar sobre lo importante, y también lo irrelevante, de la profesión de entrenador. En un ambiente relajado preparadores como él, cuya filosofía no sólo profesional sino vital es la de ser y parecer honesto (no siempre es lo mismo), ofrecen pequeñas joyas. Así, Valverde reconoció que cada uno tiene un estilo que surge de creencias muy arraigadas, casi inconscientes, pero ese camino escogido es ancho y se va puliendo en función de los jugadores y del club. Desde fuera parece que lo de ser preparador de élite es sencillo. Que un ejercicio en el entrenamiento por aquí y una charla por allá puede cambiar dinámicas y corregir errores. Así lo ven (¿vemos?) muchos. Pero la cosa, como ocurre con cualquier ecosistema complejo, depende muchísimas variantes. 

Además ofreció un buen truco para los principiantes: aléjate de (o aleja) el ruido, o sea, nosotros los medios, porque con bulla se escoge peor. No es fácil ese ejercicio porque nosotros nos pasamos el día intentado entrar en su mundo con diferentes tácticas, aplicando el encanto, la palabra, la amenaza, o lo que sea. Tiramos la cuerda hacia un lado mientras que ellos la tiran hacia el otro, pero haciendo como si no lo hicieran. Para no confundirse pero también para no ser castigados, cosa que se nos da muy bien. 

En todo caso Valverde, como todos los preparadores, disfruta charlando de fútbol en el entorno adecuado. Recuerdo que para la actualización de la biografía autorizada de Messi, Valverde me dio un par de pistas sobre cómo tratar a un jugador único, una experiencia extraordinaria para cualquier entrenador. El primer gesto de la confianza que le tuvo Leo desde el principio fue cuando durante un entrenamiento, Leo le soltó: “se va a ir el brasileño”. Neymar marchaba al PSG y Valverde recibía así la confirmación. Se había imaginado el equipo yendo hacia una dirección y veinte días después de iniciar la pretemporada tocaba replantearse mil cosas. 

Más de Leo 

Antes de entrar ante el Sevilla, un partido que se le escapaba al Barcelona, le puso la mano por el hombro para sugerirle algo. Se paró. Le miró un segundo y le dijo, “me parece que ya sabes lo que hay que hacer”. Le había pillado en las raras veces que estuvo en el banquillo analizando como un bisturí de cirujano lo que estaba ocurriendo. 

Hay cola para aprender todavía más de las mil enseñanzas que el fútbol le ha ofrecido a Ernesto Valverde. Y, qué bien, ganas de compartirlas.