Eric Garcia debe aprender de Piqué

Eric Garcia durante la presentación

Eric Garcia durante la presentación / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El regreso de Eric Garcia al Barça recuerda mucho al que protagonizó hace ya trece años Gerard Piqué. Sus historias son similares: se fueron cuando eran niños por falta de oportunidades y regresaron para ser titulares del primer equipo. El ‘refichaje’ de Piqué fue todo un éxito. Tanto que llegó a ser una pieza clave del mejor Barça de la historia. Y se convirtió en uno de los mejores centrales del mundo. Eric vuelve, de alguna forma, para asumir el relevo generacional. Y las comparaciones, a partir de ahora, resultarán odiosas. Piqué puede (debe) ser el mejor aliado de Eric en la plantilla. Su experiencia será una inmensa fuente de conocimiento futbolístico de la que aprender. Especialmente en un momento tan convulso como el que está viviendo el Barça. Piqué puede (insisto, debe) enseñarle muchas cosas a su joven compañero y prepararle para que algún día ejerza ese liderazgo que ahora él posee. No será fácil. Porque la personalidad no se transmite. Y aunque Eric ya ha demostrado en el Manchester City de Guardiola que no le tiene miedo a los retos, jugar en el Barça no es parecido a nada. Y de eso también se dará cuenta hasta el mismísimo Kun Agüero. 

Eric Garcia fue presentado ayer como el segundo fichaje de la era Laporta. Como el Kun, llega a coste cero y sabiendo que se tendrá que ganar un puesto en el equipo de Koeman (al que, por cierto, ahora quieren renovar con un contrato a la baja y condicionado a los resultados). Tanto el central como el delantero vienen a reforzar posiciones que se mostraron como puntos débiles durante la pasada temporada. Se falló (mucho) en defensa. Y se fue poco efectivo en ataque. Eric Garcia y el Kun Agüero se incorporan para hacer más fuerte al Barça en las dos áreas. De que lo consigan o no dependerá su éxito y el del equipo. Pero con ellos no basta. Tienen que llegar más refuerzos. Y, sobre todo, tiene que ponerse en marcha la profunda renovación de la plantilla que prometió el presidente. Porque tan importante es en estos momentos la ‘operación entrada’ como la ‘operación salida’. La limpieza del vestuario debería ser innegociable