Eric García, ‘solo’ por 230.000 euros

Eric García quiere venir

Eric García quiere venir

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

No era muy tarde. Entre otras cosas porque ella, ya jubilada pero más vivaracha, alegre y servicial que nadie (sus vecinos pakistanis –sobre todo ellas—la adoran), suele mantenerse despierta un buen rato después de cenar (casi nada; digo que casi no cena). El caso es que mi hermana Rosario, ‘Ayo’ para todos, algo mayor que yo, pero no mucho más, me llamó el miércoles por la noche, justo cuando el Barça, ¡uf!, acababa de eliminar al Rayo en la Copa. Bueno, eso a ella no lo inquieta tanto como a nuestra hermana pequeña (no tan pequeña), Montse, una auténtica enferma culé. ‘Ayo’ llamaba porque por la tarde, cuando paseaba con su nieta Bruna (¡menuda petarda!) por el distrito de Sant Marti, en el barrio del Parc i La Llacuna del Poblenou, había descubierto una papelería (‘Dumbo’ se llama) donde la señora Rosa y siete vecinos amigos habían decidido adecentar, acondicionar, un pequeño trastero que tiene la tienda para crear una despensa para el barrio, dado que hay muchísima gente que no tiene ni para comer.

‘Ayo’ me contó que la señora Rosa cada día confecciona una lista de las cosas que le sugiere la gente del barrio, bueno, de su zona, sus conocidos (ayer pedían pasta, latas de sardinas y atún, potes de legumbres y verduras), y los vecinos ayudan con lo que pueden y como pueden. O compran lo que ella sugiere en la lista y se lo llevan, o le dan el dinero que pueden, que, por necesidades propias, claro, tampoco puede ser mucho. La papelería está en la calle Buenaventura Muñoz, casi esquina Sardenya, y la llamada de ‘Ayo’ era porque había pensado en hacer un llamamiento a través del washap familiar para que participásemos con lo que quisiéramos y/o pudiésemos. “Todos estamos pasando estrecheces, pero la señora Rosa me ha dicho que no te puedes imaginar, Emilio, lo mal, lo mucho que sufre la gente. No tener para comer es algo tremendo. Con poquito haremos mucho”. Y en ello estamos. Buenos, como ustedes, seguro. Haremos que a ese ‘Dumbo’ le crezcan las alas y pueda asistir a más personas. No muchas más, las que podamos. Deberían haber (los hay, sí, seguro) más elefantes de esos volando sobre las necesidades (extremas) de la gente.

Pensaba yo en esa charla cuando ayer me puse a escribir sobre, eso, Las cosas de Emilio. Y pensaba que, mientras la vida transcurre por caminitos estrechos y duros, durísimos, para muchísima gente, otros protagonizan discusiones de patio de vecinos ante la posibilidad de que se hagan o no se hagan las elecciones al Barça (y al Parlament), aumenten o provoquen el contagio de más gentes (más enfermos y más muertes) y/o fichen a un central joven, que nunca debió irse y, ahora, se quiere recuperar, como sea, porque es (casi) imprescindible para eliminar al PSG. Lo siento, pero estaba recordando la charla con ‘Ayo’ cuando, de pronto, oí comentar que el ansioso Jan Laporta (para él, ya tardan en escogerlo presidente, de nuevo) se había peleado, por carta, con Carles Tusquets, presidente de la gestora que dirige el Barça y, antes, presidente de la Comisión Económica Estratégica, que no debe ser poca cosa pese a que las cuentas han llegado donde han llegado.

Y, acto seguido, escuchó en otra radio que Víctor Font había arrancado, de su amigo Ferran Soriano (Manchester City), unas condiciones estupendas para traer ¡ya! a Eric García: “El impacto en la economía del club, ahora, sería solo de 230.000 euros de amortización”. Sólo. Solo 230.000 euros. Y, lo siento, pero no creo que sea demagogia barata, pensar en que haría la señora Rosa ‘solo’ con 230.000 euros. Si en pocos días, con la ayuda de unos pocos, ha atendido a 64 familias, ha confeccionado 650 cestas de comida y, en total, ha dado de comer a 116 adultos y 28 niños. Es evidente que acostumbrados a hablar de un presupuesto futbolístico, bueno, deportivo, de secciones, de más de 1.000 millones, bajar el balón al suelo y conseguir la gesta de que ‘solo’ sean 230.000 euros, parece toda una oportunidad. Y, tal vez, lo sea, pero no en los tiempos que corren, que, como hemos podido comprobar (y espérate, esto va a costar levantarlo: digo el Barça, claro), también afecta, y mucho, al ‘més que un club’.

Repito, hay quien defiende que la situación de Carles Tusquets, que aceptó presidir la gestora sin saber a lo que se enfrentaba por mas estudios, experiencia y sabiduría de banquero que tuviese, es muy delicada porque él fue uno de los que sí conocía el estado de las (desastrosas) cuentas del Barça. Y dicen que, a la manera de los banqueros (“los financieros saben cómo contar estas cosas, es decir, que la situación es peligrosa, delicada, ruinosa, con una terminología que nadie entiende”, me dice un economista amigo), Tusquets había alertado del mal camino que llevaban las cuentas azulgranas. Pero a un público que ni quería saberlo ni quería enterarse. Repito, si el coste de la operación de Eric García, en junio, es cero, el Barça, con la que está cayendo, debería esperar, aunque solo fuese porque la frase “solo costaría 230.000 euros” daña el corazón de la señora Rosa y sus vecinos de ‘Dumbo’. Si el PSG, que tiene el dinero por castigo, quiere llevárselo, que se lo lleve