¿Eres adivino?

Valverde vuelve a comparecer en la sala de prensa

Valverde vuelve a comparecer en la sala de prensa / I. PAREDES

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Vale, sí, esto de defender tu profesión es, a menudo, fastidiado, bastante fastidiado. En el fondo, con la aparición y, sobre todo, sacralización de las redes sociales, auténtica taberna en la que cualquier se caga en cualquiera sin que le pase nada, resulta bastante complicado a menudo decir lo que piensas o ser sincero.

Ayer lo pensaba cuando, de nuevo, vi el torpedeo de las televisiones estatales, de Madrid, las generalistas, que siempre se reservan las últimas preguntas en las conferencias de prensa, antes de Luis Enrique y ahora de Ernesto Valverde. Es evidente, aunque, tal vez, el ‘Txingurri’ ni siquiera lo necesitaba, que el perspicaz y sabio 

Jose Manuel Lázaro no para de asesorar al entrenador (como antes hizo con el antecesor; otra cosa es que le hiciese caso) sobre la composición de la platea periodística. Y a fe que el inteligentísimo Valverde los (nos) tiene ya a todos calados.

Por eso cuando, en la cuarta jornada de la Liga, repito ¡la cuarta jornada de la Liga!, alguien atendiendo la petición de Madrid le pide a Valverde que cómo se le quedará el cuerpo si, el domingo por la noche, el Real Madrid palma en San Sebastián y el Barça se aleja 7 puntos del campeón, el ‘Txingurri’ le mira y le dice “¡Joder! ¿eres adivino? Ya te lo diré si sucede”. O algo así. Era imposible (y el caballero preguntador lo sabía ¡vaya que sí!, porque ya le ocurría con ‘Lucho’) que de esa pregunta se pudiese sacar un titular para el informativo deportivo de esa televisión. ¡Imposible!

Como imposible resultaba que Valverde reconociese en público, a otra pregunta de esas que Lázaro le apunta en su chuleta, que pactará los relevos, los descansos, las rotaciones con las ‘vacas sagradas’. Lo hará o no lo hará (“los entrenadores estamos aquí para tomar decisiones”, frase que también, también, repetía Luis Enrique), pero jamás lo contarán ni ‘Lucho’, ni el ‘Txingurri’ ni el ‘mago’ Zidane. ¿Tenemos que intentarlo?, pues no sé qué quieren que les diga, porque es una manera de tirar una pregunta al aire, la única que te dejan hacer en la conferencia de prensa. “Pero es la que me pide Madrid”, me dirá el colega y yo reconoceré que, siendo así, debe hacerla, aunque no obtenga respuesta. Perdón, la respuesta que desea el presentador de Madrid.

Es evidente que a Valverde le han bastado dos o tres conferencias de prensa, incluso a las malas, es decir, perdiendo la Supercopa, para darse cuenta de que el salto al banquillo del Barça implica un montón de situaciones que, ni por asomo, vivió (ni vivirá) en otros equipos, en otros clubs. La sensación de que en el Barça se puede producir un incendio (o dos) cada día, está directamente relacionada con la posibilidad de que esos fuegos, por gordos que sean (llámense, incluso, moción de censura), solo se pueden apagar con victorias, con goles, con juego, con alegrías. Y en eso están.

Los mismos que pedían jugadores de primerísimo nivel para estar en el banquillo, los mismos, son los que han empezado a hacer ruido porque Aleix Vidal no juega, cuando el lateral derecho que han fichado está siendo ¿sí o sí? ¿verdad? de lo más llamativo que hemos visto en los últimos meses en este club. Veamos, si ficharon a Nélson Semedo y lo está haciendo de maravilla, tanto en defensa como en ataque, me pueden contar los colegas a qué viene que ahora le dediquemos páginas y más páginas a la desesperación o incomprensión de Aleix Vidal. Vidal no juega porque han traído otro mejor; o porque el que ha venido entrena mejor que él; o porque al entrenador le gusta más que el otro; o 

porque, cuando han puesto al nuevo, se ha salido. Y punto. A Vidal le toca esperar. Y listos.

Pero esta máquina de triturar líneas, voces e imágenes que es el Barça necesita tener encendido siempre el horno crematorio. En serio, llevamos cinco, perdón, seis partidos ¿no? (dos de Supercopa, uno de Champions y tres de Liga) y ya queremos que Valverde nos explique, en vivo y en directo, qué ha aportado a su Barça, cuáles son los cambios tácticos más apreciables, qué busca, qué quiere… pues quiere ganar y, sobre todo, quiere tranquilidad para conocerlos a todos. Porque como me dijo uno de los suyos, “nosotros venimos de un club, de una plantilla, donde les decíamos que se tirasen por el barranco y los 23 se lanzaban al vacío sin pestañear”. Y los ‘divinos’ que hay en las catacumbas de la ‘Joan Gamper’ son otra cosa. Y hay que ganárselos de otra manera, porque la fe ciega no existe cuando cada jugador es una multinacional.