Opinión
Mucho más que un equipo, una plantilla donde todos se sienten titulares
En este Barça nadie se siente marginado, todos tienen oportunidades

El Barça más coral va camino de firmar una temporada espectacular / Javi Ferrándiz / SPO
Ver cómo juega el Barça es un espectáculo que hace tiempo que no disfrutábamos. Ver la superioridad con que gana es la confirmación de que está en la buena dirección para aspirar a todo: con humildad y trabajo. Sin creerse los mejores y sin relajarse en ningún momento. Siguiendo la pauta de un entrenador que mantiene los pies en el suelo. El potencial del equipo es tan prometedor que no tiene que estar pendiente de sus competidores, tiene suficiente talento para destacarse y marcar diferencias. Marca el paso, no mira por el retrovisor.
La clasificación de la Liga lo explica todo. Llegaron a ir a siete puntos del Madrid y ahora le sacan tres, el Atlético ha perdido rueda y los demás no cuentan. La Liga la gana el mejor a lo largo de 38 partidos por encima de los arbitrajes y los factores externos. Y en este sentido el equipo de Flick ha cogido una velocidad de crucero que alimenta esperanzas. Tiene un poder goleador envidiable, una seguridad defensiva que se apoya en un portero que constituye una grata sorpresa. Además, la actitud y el derroche físico son innegociables lo que da al equipo un plus que se transforma en eficacia.
Pero lo más importante, lo que explica el cambio espectacular con respecto al pasado, es que hay mucho más que un equipo competitivo. Existe una plantilla de nivel capaz de generar un banquillo de lujo. Todos los jugadores se sienten integrados, todos se sienten solidarios, el concepto de titulares y reservas ha quedado como una expresión del pasado cuando se les etiquetaba como buenos y malos.
A las pruebas me remito. Araujo entiende que no puede jugar siempre. Ferran tiene claro que saliendo del banquillo también puede ser un goleador importante. Pedri asume que le cambien después de una hora de máximo esfuerzo donde ha dado lo mejor de sí mismo. De Jong ha entrado en la rueda aceptando que su papel varía en función de los partidos. Nadie se siente marginado, con cinco cambios por partido, todos tienen su oportunidad y la saben aprovechar. Ansu Fati es la excepción que confirma la regla.
Mientras que la Liga es el campeonato de la regularidad, la Champions es una competición muy distinta. La suerte en los cruces juega un papel determinante y un mal día te puede costar la vida. A partir de ahora las eliminatorias son un match de 180 minutos donde los aciertos te llevan a la gloria y los fallos penalizan enormemente. De ahí que la fortuna cuente, sin olvidar los arbitrajes y el factor emocional.
El Barça tiene el camino abierto hasta semifinales siempre y cuando rinda al máximo nivel y los jóvenes confirmen en Europa su progresión excepcional. Hay plantilla para competir en las dos competiciones. Hace diez años que no se consigue el doblete Liga/Champions, ahora solo es un sueño, en dos meses puede convertirse en realidad.
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