El equipo moldea a Setién

Quique Setién, en la rueda de prensa previa al partido ante el Betis

Quique Setién, en la rueda de prensa previa al partido ante el Betis / Valentí Enrich

Gerard López

Gerard López

El discurso romántico y cruyffista con el que Quique Setién llegó al FC Barcelona ha quedado aparcado por la necesidad de alcanzar unos resultados más acordes a los exigidos por la entidad. El técnico ha cambiado su ideario inicial para dar paso a otro más práctico y convertir al Barcelona en más reconocible, más próximo a lo que se había visto hasta ahora con otros entrenadores.

Él, como todos los técnicos, necesitan resultados, victorias, que son las que le pueden permitir ganar títulos. Y estos son los que le pueden abrir la puerta a seguir en el club y a  planificar la próxima temporada, con una plantilla más acorde a sus necesidades, a su ideario. Renunciar a esta premisa hubiera sido una locura.

El técnico no tiene ahora a jugadores que se adapten a sus necesidades por carecer de centrales y de carrileros. Y es él quien acomoda el juego del equipo al perfil de la plantilla con una única idea que no le hace diferente al de sus precedentes: encontrar a Messi entre líneas para que él decida. Valverde o Luis Enrique ya habían hecho esto. La única diferencia es que está fuera de la Copa del Rey y que no es líder de la Liga.

No es fácil intentar cambiar dinámicas o estilos de juego tras un mercado de invierno en el que has sacado a tres jugadores y no ha llegado ninguno. Estas dos semanas que tiene por delante, con dos partidos en casa, pueden irle bien para mejorar aspectos que el equipo todavía adolece. Es una espacio que hay que aprovechar para dar un salto adelante pues después de estos 15 días ya llega el Madrid y la Champions.

VUELTA AL DIBUJO

Desde su llegada, Setién ha recuperado una línea de cuatro defensas y le ha dado más vértigo al centro del campo con dos jugadores como Vidal De Jong que pisan área con asiduidad, tal y como se vio en el Benito Villamarín. El cansino pase en horizontal de los primeros partidos ha quedado aparcado por un mayor dinamismo en la medular. Aún así, Ter Stegen está obligado a jugar todos los balones, sean arriesgados o no, manteniendo la premisa del entrenador de salir de atrás con el balón controlado, jugado. Esto, como se ha visto en San Mamés o en el Villamarín, tiene un riesgo. Los equipos presionan arriba y el peligro de perder una pelota es alto. Ter Stegen actúa muchas veces de tercer central, aunque hay que mejorar las pérdidas. Toca hacer ajustes defensivos porque en cada partido hay algunos errores que te cuestan caro. Hay que encontrar la tecla necesaria para que el equipo sea más fiable defensivamente.

Una vez ordenado el ataque, con el dibujo más reconocible aparece de forma omnipresente Leo Messi. No tiene suerte de cara a gol pero está en modo total creando espacios, asistiendo...

Y si Messi está fino, Griezmann es la otra cara de la moneda. Con este nuevo sistema, Setién irá alternando al francés con Ansu Fati. Este último jugó en San Mamés en previsión de la existencia de más espacios y el francés lo hizo en Sevilla. No entró mucho en juego, algo que debe mejorar para que no todo recaiga sobre las espaldas del argentino. Se espera que estos dos sean los lugartenientes de Messi.

Curioso el caso este fin de semana en el que los goleadores han sido dos centrocampistas (Busquets De Jong) y un defensa (Lenglet). Que no todo se limite a Messi y a los delanteros es una excelente noticia porque convierte al Barcelona en un rival mucho más imprevisible y más complicado de frenar.