TEATRO DEL BUENO

Envidiable optimismo

Alcácer, en el entrenamiento del Barça

Alcácer, en el entrenamiento del Barça / sport

CARLES SANS

Dicen que el llamado síndrome post vacacional no permite mirar con optimismo aquello que nos aguarda, es decir, la rutina de siempre. Es la vuelta a los días abandonados hace un suspiro, y que sin embargo nos parecía que estaban muy lejos. Ahora ya pasó todo y volvemos a empezar. Cada año los culés esperábamos el fichaje del verano, aquel que suele poner arreglo en tal o cual demarcación en la que la temporada anterior se había flojeado. Este año se ha especulado sobre el delantero centro; se ha dudado acerca de si se confiaba en el joven Munir, especialista en hacer brillantes pretemporadas, o se fichaba un nombre con más peso que aceptara ser el cuarto delantero. Al final ha llegado Alcácer, un buen jugador que puede que no ilusione pero que obedece a la nueva política de fichajes del club, es decir: jóvenes, eficaces y con proyección. 

En este regreso vacacional me siento, por vez primera, muy optimista. Haciendo un somero análisis se ve que disponemos del mejor jugador de la selección argentina, del mejor jugador de la selección brasileña, casi nada, y del máximo goleador europeo. Además, los fichajes de Robert Fernández parece que han sido un acierto: tanto Umtiti, Digne, André Gomes o Denis Suárez han dado muestras durante el inicio del campeonato de ser jóvenes muy bien preparados para jugar en este Barça, que de momento, ha superado todos los encuentros oficiales con un juego ilusionante.

Es por eso que mi regreso de vacaciones cabalga en un envidiable optimismo. Ni siquiera el pubis de Messi ha menguado mi confianza. Hay que reconocer que el trabajo de la dirección deportiva está siendo serio y valiente. Estamos en un momento en que los equipos que siguen siendo ricos, pero que no lo son tanto como los ultra millonarios clubes cuyos propietarios hablan ruso o árabe, no pueden gastarse sumas desproporcionadas para comprar los poquísimos jugadores excepcionales que quedan en el mercado. Y, ¿saben por qué son poquísimos? Porque unos cuantos se encuentran actualmente en el Barça. Así que lo que le toca al club ahora mismo es conservar a estos jugadores mientras nos den las alegrías que nos dan y seguir siendo el club de referencia en juego y resultados. Lo dicho, envidiable optimismo.