Entró Dembélé y salió el sol

Sergi, con Dembélé

Sergi, con Dembélé / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Barça sufrió, le costó abrir la portería contraria y Ter Stegen se erigió en el salvador final de una victoria que por fin aclara la clasificación del equipo para los octavos de Champions. Ganando al Benfica en el Camp Nou, tema resuelto, pero, ¡cuidado!, que la victoria es imprescindible, pues de no conseguirla todo se complicaría muchísimo otra vez.

En cualquier caso, lo importante es que el Barça ya depende de sí mismo y que por fin tiene disponible al tridente ofensivo más fiable posible. Sí, porque reapareció Dembélé y salió el sol (y el gol) en el ataque. Después del resultado, la mejor noticia del día. Y es que la realidad es que sin delanteros todo es muy difícil.

Ayer se puso de nuevo de manifiesto, ya que con la desgracia del Kun Agüero y Dembélé entre algodones, a Sergi Barjuán le quedaban pocas opciones para alinear un tridente mínimamente eficaz. Optó por recolocar a Gavi como falso exterior derecho, más que nada para abrir el campo, pero la cosa no acabó de funcionar, no nos vayamos a engañar. Alguna oportunidad al principio, pero nada más, hasta el punto de que fueron los ucranianos los que más cerca estuvieron del gol.

El efecto "mosquito"

En estas condiciones, todas las miradas se centraban en Dembélé. Salió por Gavi en el minuto 65, tras un penalti sobre Ansu Fati que el árbitro señaló pero el VAR rectificó. Por fin el tridente más titular y peligroso posible después de la marcha de Messi y Griezmann.

Y será o no casualidad, pero en cinco minutos el equipo encontró el gol. Dembelé ya había sembrado el pánico entre la defensa rival en una veloz internada justo antes de que Ansu Fati, de nuevo Ansu Fati, rematara al fondo de las mallas, con esta especial habilidad que tiene para armar la pierna con rapidez, un centro de Mingueza. El efecto "mosquito" fue inmediato.

No puede decirse que con el extremo francés el Barça vaya a salir de la crisis, pero sí es evidente que con él en el campo hay un futbolista distinto, vertical, veloz, con cambio de ritmo y que, sobre todo, genera dudas a la defensa contraria. Ocurrió ayer y lo más probable es que siga ocurriendo en el futuro. Por lo menos, con él en el campo, el Barça deja de ser previsible... ¡que ya es mucho!