Entender la derrota también te hace crecer

El Athletic ganó la Supercopa ante el Barça

El Athletic ganó la Supercopa ante el Barça / VALENTÍ ENRICH

Bojan Krkic

Bojan Krkic

Siempre he sentido una gran admiración por ese carácter competitivo, tan genuino que muestran los equipos vascos. Más allá del nivel de juego, de ciclos ganadores o de los resultados, el potencial que exhiben clubs como el Athletic de Bilbao es una constante que les permite vivir siempre cerca del éxito. No es lo único que acompaña a este equipo a lo largo de su historia, pero sí es un rasgo identitario innegociable sin el que habría sido imposible que ganaran la Supercopa de España superando a Madrid y Barça. Para la plantilla blaugrana fue un golpe de realidad porque la dinámica con la que llegaba a la final en La Cartuja era buena y daba pie al optimismo. Decíamos hace una semana que el equipo empieza a vibrar y, pese a la derrota ante el Athletic, sigo manteniendo que así es.

Sin embargo, que las sensaciones a nivel de juego y de compromiso sean buenas no significa que el proyecto de Koeman esté ya capacitado para pelear por todos los títulos y convertirse en un favorito claro. Marcelino, en pocos días, ha logrado transmitir una idea sin artificios a sus jugadores que ha hecho del Athletic un conjunto serio, tácticamente ordenado y, como decíamos, muy competitivo. Los vascos, además, tienen algo que el Barça solo adquirirá con tiempo y, aunque suene contradictorio, con derrotas como la de la Supercopa: la experiencia de futbolistas que suman muchísimos partidos en Primera y muchas batallas en sus piernas. De Jong y Pedri son buenísimos, su calidad no se debate, pero a veces el talento individual no es suficiente. Es duro, pero ambos, como muchos de sus compañeros, están en formación. No es una crítica, sino la constatación de una realidad.

¿Cómo es posible que Muniain hiciera más faltas sobre Dest que al revés? Sigo creyendo que la progresión es positiva, que muchos jugadores están creciendo semana a semana, que existe constancia en el estilo de juego y que hay que huir del análisis de mirada corta basado en el último partido, pero este dato es digno de refelexión. Ganar la Supercopa habría servido para cimentar el actual proyecto blaugrana, pero perder no tiene porque provocar lo contrario. Muchas veces es igual de importante entender por qué se ha perdido, qué ha pasado. Y no solo centrándose en los errores individuales, que los hubo, o la falta de acierto, que también, sino en la forma de competir en conjunto, en la manera en la que se afrontan los partidos, en ese espíritu que trasciende incluso al talento y que convierte a un grupo de grandes jugadores en un equipo.