Enmienda a la totalidad de la política de fichajes del Barça

Griezmann

Griezmann / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Desde la salida de Neymar por 222 millones, el Barça invirtió más de 600 en fichajes, casi 500 de los cuales, contando variables, concentrados solamente en tres jugadores: Dembélé, Coutinho y Griezmann. Para superar la huida del brasileño, el club se agarró al talonario y, como ya es sabido, el esfuerzo económico no se tradujo en resultados deportivos proporcionales a la inversión.

En contrapartida, la buena noticia es que el club fue capaz de vender jugadores por valor de más de 130 millones al año. Sin embargo, la llegada del coronavirus ha cambiado para siempre las reglas del juego. En el club se impone desde hace semanas una severa política de austeridad y una revisión profunda de todos los protocolos internos relacionados con el mercado: de momento no se hace ningún pago en ‘cash’, se priorizan los trueques en cualquier negociación y se aceleran las ventas. Asimismo, se prioriza la salida de jugadores con fichas altas y rendimiento deportivo amortizado y se quita el cartel de ‘intransferible’ de la mayoría de jugadores.

Uno de los cambios más sustanciales es el de los denominados ‘minifichajes’, estos jugadores que tradicionalmente costaban entre 1 y 5 millones, y que servían para reforzar el Barça B y eventualmente como apuesta de futuro. En los últimos años, el filial se ha reforzado con más de treinta jugadores, algunos de los cuales se han usado para revenderlos después y otros han terminado en el cajón del olvido.

La crisis económica obliga ahora a replantear este tipo de fichajes, como ejemplifica el caso de Gustavo Maia, una perla brasileña por la cual el Barça anticipó un millón de euros y que debe completar con 3,5 millones más antes del 31 de julio si quiere retenerle.

Ahora mismo el club se inclina por parar la operación y dar por perdido lo pagado. Se avecina un cambio sustancial de política de fichajes, también en las divisiones inferiores. La principal beneficiada de esta enmienda a la totalidad debería ser, ahora sí, la cantera.