El enfado de Xavi y el aviso al equipo

Xavi, en el Allianz

Xavi, en el Allianz / DAVID RAMÍREZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Los errores se pagan caros. Tanto los ofensivos como los defensivos. Y en la Champions, aún más. El Barça falló en las dos áreas y el Bayern no perdonó. Así se resume el partido que el equipo blaugrana perdió en Múnich y así lo interpreta Xavi. El técnico estaba terriblemente enfadado (cabreado, fue el contundente adjetivo que utilizó tras el encuentro) por esos errores que castigaron demasiado duro a un Barça que jugó más y mejor que el Bayern, especialmente en la primera parte. Pero Lewandowski, en esta ocasión, no estuvo acertado de cara a portería (tampoco Pedri o Raphinha y menos aún Dembélé) y los alemanes tuvieron suficiente con cinco minutos de avalancha en la segunda mitad y dos despistes de la zaga para ganar un encuentro que el Barça no mereció perder.

Al contrario, mereció ganar. Y eso fue lo que enfureció al entrenador blaugrana, más allá del claro penalti a Dembélé no señalado. Toda la eficacia y la solvencia demostradas hasta ahora se esfumaron en el Allianz Arena ante un rival mucho más poderoso que los anteriores. Y eso debe servir de lección. Europa es mucho más exigente que la Liga. Y hay que competir al límite para tener aspiraciones. Se salvó la imagen (alejada de las humillaciones del pasado más reciente) pero no se sumó ningún punto. Fue un claro aviso de lo que le espera al Barça en la competición continental. Si quiere ser candidato al título tendrá que seguir avanzando en la creación de un equipo mucho más fiable.

Decía Xavi que no hay que dictar sentencia tras un partido, por mucho que el rival sea el Bayern. Estoy de acuerdo. Pero sí pueden sacarse conclusiones. Como el gigantesco talento de Pedri, la ejemplar intensidad de Gavi (que este jueves, por cierto, firmará su renovación hasta el 2026 con una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros), la solvencia de Christensen o Marcos Alonso (aunque falló en el marcaje del primer gol alemán) o el definitivo ostracismo de Piqué y Jordi Alba, condenados al banquillo y a buscar una irremediable salida el próximo verano.

El nuevo Barça pudo competir (e incluso, insisto, mereció ganar) al Bayern y eso ya significa dar un gran salto de calidad en la Champions. Hay que mejorar en muchos aspectos individuales y colectivos, pero un equipo en construcción puede permitirse estos tropiezos. Si un partido podía perderse era este. A partir de ahora hay que seguir creciendo. Porque hay plantilla y técnico para hacerlo. Y para hacerlo rápido y bien.