Mi encuentro con Bartomeu

Bartomeu se reunió con Neymar y el padre del futbolista

Bartomeu se reunió con Neymar y el padre del futbolista / JOAN MONFORT

Carles Sans

Carles Sans

Me fui de vacaciones tranquilo, sabiendo que allá por el mes de junio el Barça anunciaba refuerzos importantes en la media y la defensa. Dos meses y medio más tarde me encuentro que se han llevado a uno de los tres pinchos del envidiado tridente y que no han traído la estrella que iba a recuperar el control y la distribución del medio campo, asunto pendiente desde que se fue Xavi Hernández. Para compensar, descubro con “entusiasmo” la llegada de Semedo, un lateral al que se le supone más del que se le conoce. Por si eso no era suficiente, la dirección deportiva del club ha redondeado su trabajo con una “exitosa y atropellada” operación salida para aquellos jugadores que no cuentan para Valverde, y siguen con nosotros Arda, Munir y André Gomes. A eso le llamo trabajar fino. Mi noche del 31 de agosto fue triste al ver que los Reyes Robert, Raúl y Pep no nos habían dejado nada, o casi nada. Bueno, sí: están con nosotros Paulinho, rey de la China, Deulofeu, del que Valverde espera convencerse, y Dembélé, un buen jugador al que, ¡pobre!, se le someterá con 20 años a una exigencia que le puede ir en contra. Ojalá me equivoque.

Hace unos días Bartomeu, mostrando la templanza habitual, declaraba en este diario que el club se había equivocado en dos cosas: de no enterarse de que Neymar se iba y de la fracasada operación salida. Aunque le honra reconocer un par de errores, yo añadiría unos cuantos más. Este verano coincidí con él en un local de Formentera, a los pocos días de que Neymar hubiese confirmado que se marchaba. Un Bartomeu encantador me comentó que esa no era tan mala noticia, porque el brasileño había enfilado un estilo de vida que recordaba la de otros brasileños echados a perder y que, en cierto modo, habría que aliviarse con su marcha. ¡Toma ya! Lo que a algunos nos parecía una putada, a los de dentro les parecía una oportunidad. Le dije aquel día que entre los aficionados había cierta sensación de improvisación en política de fichajes. Bartomeu lo negó y me replicó indicando que lo de Coutinho estaba previsto desde hacía meses. ¡Menos mal! Visto lo visto, habrá entonces que sugerir que para futuras temporadas se prevea en años la contratación de un buen jugador. Ya sé que el mercado se ha vuelto loco, y este argumento es convincente para cierta masa culé de talante conservador, pero habrá otros menos convencidos. Lo peliagudo es que nos encontramos ante una larga temporada y que el eterno rival se ha reforzado con mucha puntería. 

Ahora necesitamos calma. Observemos a nuestro presidente y su relajada actitud. Ese karma nos ha de servir para confiar en él, especialmente cuando dice que Messi ha firmado ya. Nadie lo ha visto, pero eso dice. No quiero imaginarme otra posibilidad. Ya que llego de territorio hippie, quiero finalizar este artículo reclamando buen rollo, sobre todo para con el nuevo entrenador, Ernesto Valverde. Es un buen profesional, ahora mismo en mitad de una preocupante turbulencia. Ayudémosle, apoyemos su trabajo para que con las herramientas que tiene consiga lo que, a día de hoy, sospecho puede ser más difícil que la exigua temporada pasada; o sea, ganar los grandes títulos.